Tambores retumbando en La Marina anunciaban el inicio del acto grande del Festival de la Máscara en Zamora: un desfile que atravesó el centro de la ciudad, pasando por Santa Clara, la Plaza Mayor y el casco antiguo hasta la plaza de Viriato. Los pasos iniciales de la comitiva iban marcados por el Fulión y los boteiros de Viana do Bolo. Los orensanos atronaron la ciudad con sus enormes bombos y azadas -tan solo la parte metálica- golpeadas con pequeños martillos. Un sonido singular para arrancar una marcha colorida y llena de ritmo.

Les pisaban los pies a los boteiros los jurrus de Alija del Infantado, mucho más sobrios los leoneses, con sus pieles y caras tiznadas, haciéndose valer de sus largas pinzas para llamar la atención de la gente sobre unos ritos que se remontan a la época prerromana.

Hubo que esperar al tercer grupo para descubrir a los primeros integrantes zamoranos de la comitiva, la Vaca Bayona, de Almeida de Sayago, ensuciando a la gente con harina y paja y saltando entre el público, como sus compañeros de Braganza, los caretos de salsas, que daban un intenso color a la celebración.

En total, 29 grupos de mascaradas de toda la geografía ibérica que participó activamente en el acto ante un público que abarrotaba la calle, muchos con cara de sorpresa por las singulares vestimentas y músicas de los integrantes, los más pequeños con cara de susto ante tantos cuernos, brincos y gritos, que se acercaban peligrosamente a hacerles algunas carantoñas mientras que aferraban más a las manos de sus padres.

Esta intensa fiesta de la tradición más antigua finalizó en la plaza de Viriato con la música del grupo Mayalde, que puso el broche a una jornada en la que se volcó toda la ciudad y el buen tiempo acompañó en su octava edición.

Cerca de dos horas duró el desfile, integrado por alrededor de 400 personas de España y Portugal y que sirvió para dar a conocer los antruejos de todos los rincones de ambos países al público zamorano, tras el paso de los grupos de la provincia por Gijón, donde participaron en el festival Arco Atlántico.