"Zamora conservó sus iglesias y palacios mientras que las murallas acabaron destruyéndose porque no teníamos conciencia de su valor". Este simple razonamiento es la explicación del esplendor del románico y del papel secundario de la estructura de piedra que cercó la ciudad en la Edad Media. También uno de los mensajes que la joven estudiante zamorana de Arquitectura Beatriz Barrio ofrecerá en Italia la próxima semana, dentro de un congreso sobre patrimonio: "Para intervenir una construcción, primero hay que conocerla".

Y quizá ese fue el mayor error que cometieron nuestros antepasados zamoranos: infravalorar la seña de identidad que a ciudades como Ávila o Lugo le han valido la declaración de patrimonio mundial de la Unesco. Lo cierto es que cuando agostaba el siglo XIX y la ciudad necesitaba crecer, las diferentes puertas del lienzo pétreo comenzaron a molestar. La solución era compleja, pero la solución tomada, fácil en extremo. Echar abajo aquellos pasos que estrangulaban el incipiente tráfico. "Si se hubiera tenido conciencia de lo que las murallas significaban, se hubieran respetado como se ha hecho con las puertas del Obispo o Doña Urraca", reflexiona Beatriz Barrio.

Las murallas y el Puente de Piedra han sido el objeto del trabajo monográfico que ha llevado a cabo la estudiante de Arquitectura, un prólogo de su proyecto de fin de grado. Han sido horas de ilusión, trabajo y biblioteca. Beatriz se metió tanto en el papel que su tutora en la Escuela de Arquitectura de Madrid la animó a presentar el estudio en el congreso internacional de patrimonio que organizan las universidades de Madrid, Valencia y Florencia, y que este año se celebra en la ciudad de Pavía, junto a Milán. Allí tendrá quince minutos para difundir sus principales conclusiones. "Zamora es la excusa para advertir de que cualquier restauración implica entender primero el bien", sintetiza.

Así se explican anomalías como que en la restauración practicada en las murallas en los años sesenta en la zona de la Puerta del Obispo "los grifos de evacuación del agua estuvieran taponados", detalla. Precisamente, la presión que ejercen los sedimentos adosados al lienzo medieval es una de las principales amenazas de los muros, como demuestran los derrumbes experimentados en las dos últimas décadas. "Hay sitios que han sido estudiados e intervenidos y otros que no. Nadie puede asegurar que no se vayan a repetir estas situaciones", asegura la futura arquitecta.

Estas son algunas de las conclusiones que ha alcanzado la estudiante zamorana fruto del análisis y del esfuerzo de documentación. El objetivo: "entender" la estructura. Las publicaciones del Instituto Florián de Ocampo, la valiosa panorámica de la Zamora del siglo XVI inmortalizada por Wyngaerde, las elegantes fotografías de Jean Laurent o el Catálogo Monumental de Zamora elaborado por Gómez Moreno a principios del siglo pasado han allanado el camino. Con todo, a Beatriz Barrio no deja de pasársele por la cabeza cómo sería la ciudad en el siglo XIX, antes del declive de la fortificación. "Ahora paseo por las calles y sé interpretar las señales que indican que la muralla estaba ahí", revela.

La primera conclusión de su aproximación es evidente, el escaso respeto por las piedras que cercaban la ciudad. La segunda tiene un sentido más práctico: ¿alguien se imagina recorrer Zamora desde sus murallas medievales como hoy se puede hacer en Ávila? A la estudiante de Arquitectura no se le escapa esta posibilidad, está al corriente de los planes del Ayuntamiento para liberar el recinto amurallado en la avenida de la Feria y, además, propone una idea original en el área de San Martín. "La muralla está oculta bajo los árboles. También podría estudiarse qué hacer con la vegetación que la cubre para permitir que se viera más en esta zona", propone.

El caso del Puente de Piedra es un ejemplo paralelo. "¿Por qué se eliminó uno de los arcos en la restauración de hace un siglo?", se pregunta la futura arquitecta. Tampoco quedan ya las puertas que escoltaban el viaducto. Una cuestión de conciencia. La misma que Beatriz Barrio expondrá la próxima semana en Italia mientras imagina qué aspecto debió de tener la Zamora cercada.