El joven Javier Fernández Crespo, que artísticamente firma como Hirao, presenta una veintena de vistosas acuarelas en el Aureto.

-Es su primera exposición en Zamora pero, ¿qué le ha movido a dar el paso de compartir sus acuarelas?

-Hasta ahora nunca había expuesto en ningún sitio y ha sido gracias a la idea de mi hermana pequeña. Ella ha sido quien me animó a realizarla, ella siempre ha sido muy emprendedora y se le ocurrió mostrar mi obra. Comenzamos subiendo vídeos en Instagram y luego un buen día mi padre me dijo que tenía que exponer en el Aureto, no me dieron opción y antes de que me diera cuenta mi hermana me había quitado todos los dibujos (Risas). Para mí esta exposición es un comienzo de algo, con que sea un paso hacia delante me vale. Me he lanzado a la piscina ya luego vendrá el perfeccionamiento del estilo.

-¿Cómo fue la reacción de la gente al ver sus vídeos a través de la red social y ahora sus obras?

-La verdad es que a la gente le gusta lo que pinto. Los vídeos tuvieron muy buena aceptación, lo que me ha sorprendido porque siempre ha sido una faceta muy personal y no pensaba que gustara ni que pudiera interesara a terceras personas. Dibujaba por dibujar, si quedaban bien genial, y si no los rompía.

-Su obra transmite clama, sosiego...

-Es muy colorista. No pretendo transmitir algo en concreto. Es naturaleza que o te gusta o no te gusta. No obstante, son cosas que la gente puede reconocer y es una manera de que el público conozca mis obsesiones como los peces, pues desde pequeño me gustaban y en Lanzarote iba a bucear con mi padre.

-Sus acuarelas las protagonizan aves, vegetación?

-Desde pequeño tenía fijación por los animales. Siempre me han gustado los libros de peces y de aves. Además en mi niñez tuvimos la casa llena de mascotas porque a mi padre le gustaban. El vivir rodeado de animales sin duda influye en que finalmente protagonicen mi pintura.

-¿Qué le hizo decantarse por la acuarela?

-Creo que porque es algo rápido y sencillo. Es una técnica en la que no tienes que emplear muchas horas para ver el resultado.

-Esa rapidez también es una dificultad.

-Sí es cierto pero tengo mis trucos (risas), cuando no queda como me gusta, para rectificar añado sombras. Trabajo en un formato pequeño, todavía no me he pasado a soportes más grandes. Ahora estoy pensando en cambiar los pinceles por esponjas de fregar los platos en formatos más grandes en paisajes.

-¿Serían en la línea de los paisajes que presenta?

-Sí, pero menos siniestro porque los que exhibo son unos paisajes de Londres de una tarde muy oscura. Ahora quiero pintar paisajes como carreteras donde no haya gente.

-¿Qué le mueve ahora a dejar el pincel?

-Vi hace unos días en un vídeo de YouTube a una acuarelista china que utilizaba esponjas y hace unos cuadros enormes y quiero intentarlo. Es un cambio radical, pero quiero dar el paso aunque luego tenga que retocar con el pincel (risas).

-¿A quién admira en el mundo del arte?

-A mucho pero entre ellos a Kazue Kato, una artista japonesa que dibuja cómic. Me gusta mucho su estilo. Me gusta porque es atípica en el mundo del manga dibuja un estilo que es propio de hombres y ella es una mujer, con lo que rompe el primer tópico. Ella utiliza trazos muy sucios e incluso en algunas de sus viñetas se ven los pegotazos de tinta sin corregir frente las líneas perfectas más generalizadas. No podría copiarla porque es un genio.

-Usted está influenciado por el arte oriental y hasta su nombre artístico tiene relación con la cultura japonesa.

-Hace unos años fui a una academia de pintura en Salamanca con un pintor japonés que era acuarelista. Él me enseñó las bases de la técnica y como también me gustaba el mundo japonés, me puso en contacto con la comunidad hispanojaponesa de Salamanca. Aprendí a hablar japonés, a dibujar y a cocinar con ellos. Una señora de 80 años que me acogió como su nieto me bautizó con ese nombre y así me quedé (risas).

-¿Qué supuso este contacto?

-Fue una experiencia muy interesante y tuve mucha suerte. Estar en contacto con otras culturas y expandir tu mundo es muy enriquecedor. Me pasó con 17 años pero mi interés ya venía de antes. En 5º de Primaria quería viajar a China y poder conocer los guerreros de terracota. Me interesaba y me sigue interesando mucho esta cultura. No descarto hacer algo específico de la cultura asiática pues en alguna de mis obras se puede percibir su influencia.

-Como es el caso de su firma artística.

-Efectivamente. No es una firma convencional en el mundo occidental, pero es muy frecuente en el mundo oriental. Es el típico sello rojo que se comenzó a utilizar en el período Meiji, en incluso había artistas que utilizan cinco. Se trata del último carácter de mi nombre japonés.

-¿Por qué lo ha asumido?

-Porque equilibra la composición del cuadro.