En pleno ciclón interno en el PSOE, el epicentro se desplazó este viernes, víspera del día de reflexión, hasta Zamora de la mano de quien ha sido el mayor azote del secretario general y candidato a presidir el Gobierno de España, Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. El lugar elegido para mantener una reunión política al más alto nivel fue un restaurante de un discreto municipio de la comarca de Benavente, un enclave que habría permitido a quien se ha convertido en cabeza visible del sector crítico a Sánchez -hasta el punto de que internamente se los denomine "susanistas"- protagonizar un largo encuentro, que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, con afines de Castilla y León.

La baronesa llegó de incógnito. Ningún dirigente del PSOE, ni de Zamora y ni de Castilla y León, sabía de la visita express de Díaz, quien llegó justo para comer con personal de su confianza. Durante horas, nadie abrió la boca, si bien los "sanchistas" se movilizaron en busca de los nombres de los "susanistas" castellanoleones, de quien se apunta como líder a Julio Villarrubia, hasta su defenestración estrecho colaborador de Óscar López, quien maneja en el PSOE regional la facción oficialista, volcada con el "no" cerrado a la investidura de Mariano Rajoy.

Hay quien sitúa en la secretísima reunión a José Luis Rodríguez Zapatero, en absoluta comunión con los barones que quieren frenar la posición radicalizada de Sánchez. De hecho, fuentes del sector crítico sitúan al expresidente en otros encuentros que han tenido lugar en la provincia de Zamora. El objetivo de la reunión de ayer estaba directamente relacionado con evitar que Sánchez llegue a convocar el comité extraordinario del día 1 de octubre o someta a votación entre la militancia postularse como presidente de un gobierno de coalición con Podemos, Ciudadanos e independentistas.

En ese encuentro, que se prolongó hasta pasadas las dos de la madrugada - la "baronesa" llegó al hotel de la capital de Zamora donde se alojó hacia las tres de la mañana-, habrían estado presentes, además, representantes de secretarías provinciales de Castilla y León que quieren desalojar a Sánchez de Ferraz, aunque los últimos movimientos de Sánchez la hayan colocado en una posición muy difícil incluso como para disputar la candidatura a Sánchez en unas hipotéticas elecciones generales en tercera convocatoria.

El sector "susanista" más destacados de Castilla y León lo forman sobre todo la Ejecutiva de Palencia, con su secretaria provincial, Miriam Andrés, a la cabeza, de la que se asegura que es la sombra de Villarrubia y actúa siempre en consonancia con el que fuera secretario general de los socialistas de Castilla y León en sustitución de López, cargo que ostentó solo durante dos años, tras enfrentarse con quien fuera su valedor. El secretario provincial de León, Celestino Rodríguez, mano derecha del exministro de Fomento, José Blanco, a su vez uno de los hombres de mayor confianza de Zapatero también se habría alineado con los críticos. Soraya Rodríguez, exportavoz del Congreso de los Diputados del PSOE y actualmente diputada, una defensora a ultranza de la postura abstencionista que tratan de imponer los barones también se cuenta entre los descontentos. La Ejecutiva provincial zamorana descartó, por su parte, que en la reunión de Benavente hubiera presencia zamorana. La postura oficial de la Ejecutiva provincial es de cierre de filas entorno a Sánchez y ese "no es no" que insiste en espetarle a Rajoy.

La sorpresa e incredulidad dio ayer paso a la inquietud por saber exactamente con quiñen estuvo reunido con Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, en la comarca de Benavente y el resultado del encuentro. De lo que no cabe duda es del contenido: la estrategia a seguir para derrocar a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y candidato a presidente del Gobierno, tras la derrota electoral en Galicia y País Vasco que auguran las encuestas, con debacles que alimentarían aún más la crisis interna que atraviesan los socialistas. El malestar entre los cargos orgánicos de las ejecutivas autonómica y provincial del PSOE era patente, ante la visita sorpresa.