Es la primera vez que pisa la tierra de sus abuelos paternos -Miguel Turuelo y Felisa Leopoldo, naturales de Fuentesaúco y Toro, respectivamente, aunque se conocieron en Fonfría- y Romina Carla Turuelo Scovenna se siente muy afortunada de ser este año uno de los quince integrantes de las últimas ediciones de la Operación Raíces y Añoranza, que ofrece la Diputación Provincial de Zamora con el objetivo de acercar la tierra de sus antepasados a los familiares de aquellos que tuvieron que emigrar a América el siglo pasado. Zamorana por parte paterna y con raíces maternas italianas, disfruta de estos días paseando por el casco histórico de la ciudad, una de sus aficiones favoritas durante su estancia en España.

-¿Cuál fue su primera impresión al llegar a la tierra de sus abuelos?

-Ha sido mi primera vez en Zamora y estoy muy emocionada, porque de mi familia de acá solo conocía a la prima de mi padre, ya que hace un par de años vino de visita a Argentina. Además, mantenemos un contacto frecuente a través de las redes sociales y el teléfono móvil. Pero a quien no conocía era a su madre, la hermana de mi abuela. Y me llevé una gran impresión, porque son iguales. Veía en ella a mi abuela, así que el encuentro fue muy emocionante.

-¿Ha compartido esa emoción con el resto de participantes de las operaciones Raíces y Añoranza de este año?

-Así es, hemos ido todos en grupo por los pueblos donde habían vivido los antepasados de argentinos y cubanos, preguntando por sus familiares e investigando juntos para llevarnos a las casas de sus familias. Todo ha sido muy lindo.

-¿Cuáles son sus raíces zamoranas?

-Mi abuela, Felisa Leopoldo, nació en Toro, pero emigró con pocos años a Fonfría. Allí conoció a mi abuelo, Miguel Turuelo, que había nacido en Fuentesaúco. Se conocieron en ese pueblo, pero él tuvo que viajar a Argentina, reclamado por un tío suyo que ya vivía en Mar del Plata. Ya eran novios cuando emigró, así que decidieron casarse por poderes, porque cada uno estaba en un país. A los dos años, en 1956, mi abuela, con 28 años, se fue para allá a reencontrarse con él.

-¿Cómo rehicieron su vida conjunta al otro lado del Atlántico?

-Se instalaron en Miramar, una ciudad pequeña a 45 kilómetros de Mar del Plata. Él trabajó de albañil y construyeron su propia casa, en la que todavía siguen viviendo. Mi abuela trabajó en varios hoteles.

-¿Han tenido la oportunidad de regresar a Zamora?

-Vinieron hace seis años, pero ya no quieren regresar, porque es mucha emoción para ellos. En casa siempre nos hablaban de las historias de cuando eran pequeños. Ellos vivían cerca del cementerio y recuerdan Fonfría como un pueblo tranquilo y relindo. También nos contaban sobre sus fiestas y las habituales reuniones de los vecinos en la Plaza Mayor. Son recuerdos que siempre tienen muy presentes.

-¿Cómo se ha mantenido en su casa el amor por la tierra?

-A través de las historias de mi abuela. Además, con la familia que todavía tenemos en Zamora mantenemos el contacto. Hay relación continua con España, con Zamora y con Fonfría.

-¿Pertenece a alguna asociación zamorana?

-Pertenezco a la Asociación Española de Miramar. Después de estar aquí quiero formar parte de su escuela de baile, porque me encantaría aprender a bailar sevillanas, por ejemplo. Allí hacemos reuniones y todos somos nietos o hijos de españoles, muchos de la provincia de Zamora.

-¿A la gente joven le interesa mantener las tradiciones zamoranas?

-Por supuesto, nos involucramos mucho con las actividades y además compartimos el tiempo con nuestros padres y abuelos. Toda la familia está en la asociación.

-¿Qué tradiciones le gustan más, personalmente?

-Me encanta bailar y también la paella, pero también he descubierto el arroz a la zamorana. La gastronomía de aquí es fantástica. Me gusta mucho caminar por la ciudad, cruzar el puente de piedra y disfrutar del casco antiguo, porque en Miramar no tenemos nada parecido.

-¿Qué opina de iniciativas como las operaciones Raíces y Añoranza?

-Son una gran oportunidad, significan mucho, porque a menudo es muy difícil costearse un pasaje para poder viajar acá y conocer el lugar donde nacieron nuestros abuelos o que la gente mayor pueda regresar a los pueblos de donde salieron. Me parece una iniciativa muy importante y muy buena para la gente que vivimos lejos o que por motivos personales tuvo que emigrar.

-¿Ha podido visitar otras ciudades?

-Me ha dado tiempo a viajar a Salamanca, donde también tengo familia, a Valladolid e incluso a Portugal.

-¿Qué imagen se llevará de Zamora?

-Sobre todo de la gente. Es muy amorosa y te trata rebién. A mí, que no conozco la ciudad, siempre me ubican y me ayudan a llegar a los lugares. La ciudad es hermosa y me encanta toda la historia que tiene detrás. Me encanta poder pasear por sitios con siglos de historia y entre edificios que siguen igual.