La desaparición de cinco personas en la provincia en un solo mes durante este verano, la mayoría ancianos, no tiene un hilo común, si bien un experto en localización, el policía municipal José Ángel Sánchez López, recuerda que los casos de ancianos se han incrementado, dado el aumento de enfermedades como el Alzheimer. Sánchez explica su novedoso método, Búsqueda en Grandes Áreas (BGA), para hallar a estas personas, con una efectividad del 86%.

-Su método, premiado por la Fundación Europea para las Personas Desaparecidas, que preside Paco Lobatón, ¿en qué consiste?

-Es una metodología de campo, en la que llevo trabajando desde 2004 hasta hoy, para buscar a personas desaparecidas de forma inmediata y de larga duración. Limitamos la intuición y la improvisación en las labores de búsqueda. El objetivo es aumentar coordinación y eficiencia y eficacia en el sistema de búsqueda.

-¿Qué se precisa para su implantación?

-En primer lugar, se realiza un estudio del municipio, tanto del entorno urbano como del rural; calculamos el terreno orgánico y planificamos el trabajo, al objeto de disponer de esos datos antes de que se produzca una desaparición. Trabajamos en prevención, con una previsión de recursos para que cuando alguien desaparece tener todo listo y reducir los tiempos de búsqueda. De ese modo, se optimizan así los recursos que se emplearán en las labores de rastreo y localización. Esto es necesario

-En el Ayuntamiento en el que trabaja como Policía Municipal ya está implantado.

-Lo tenemos como una experiencia piloto. Creo que cada municipio debería disponer de un plan previo para dar una respuesta inmediata cuando alguien desaparece. Si todo está programado, como a través de estos planes, menos tiempo tendrá la persona desaparecida para avanzar en su camino. La rapidez en la intervención es esencial.

-En Zamora han desaparecido cinco personas este verano, en el plazo de un mes, una de ellas fue localizada muerta, todas ancianas menos una, ¿este método habría sido infalible?

-Si se hubiera utilizado, probablemente ya estarían localizadas. Esta metodología ha tenido una efectividad del 86% en los casos estudiados de desapariciones sin causa aparente desde 2004 hasta la fecha. Si se actúa de manera rápida, coordinada con gente formada, el éxito aumenta muchísimo, son porcentajes muy altos con un resultado positivo.

-Dados sus conocimientos en esta materia, ¿qué fallos puede haber habido en el caso de Diana Quer, en Galicia?

-Estamos en contacto con familiares de esta joven a través de Paco Lobatón, les planteamos el uso de esta metodología, realizar un estudio para buscar por áreas muy específicas. Se trata de acotar zonas hidráulicas, orográficas, de vegetación, etc., y dependiendo de la información que exista en las diligencias abiertas en instrucción, emprender la búsqueda con profesionales voluntarios en las diferentes zonas.

-¿En este caso, qué vía de investigación sería la correcta?

-Nunca se cierra ninguna hipótesis, en el caso de Galicia no hay un indicio objetivo donde agarrarte, por lo que conocemos a través de los medios de comunicación. Empezaríamos por batir todo el territorio rural alrededor de la población de la desapareción, A Pobra do Caramiñal (La Coruña), con dispositivos de 200 o 300 personas voluntarias por dispositivo, en función del terreno y de su extensión. Se mandó la información sobre cómo hacerlo y estamos a su disposición.

-¿Qué cualificación tienen los integrantes de equipos?

-Hay todo tipo de especialistas, desde técnicos deportivos en montaña a espeleólogos, buzos, expertos en senderismo, en carreras de montaña, personas con conocimiento de orientación en cartografía, acostumbrada a trabajar en el campo, entre otros, y profesionales como guardias civiles, policías nacionales y municipales y de Cruz Roja. Se distribuyen en grupos específicos en función de las áreas a explorar, se trata de que cualquier sector de ese terreno se bata con garantías y al finalizar el dispositivo tengas bien estructurado el trabajo para descartar zonas.

-¿Cómo se recaba a los voluntarios para estas tareas?

-Se hacen convocatorias voluntarias y a cada grupo se asigna un jefe de equipo. Es necesario un número muy grande de personas para batir para tener la garantía de que se ha mirado en grietas, zonas de vegetación abrupta..., hay que hacer un trabajo de búsqueda muy riguroso y minucioso y sin prisa, son trabajos muy lentos, pero con los que te garantizas que todo está bien rastreado.

-Cuando se investiga un asesinato se dice que las primeras 48 horas tras el suceso son esenciales para resolverlo, después las pruebas se diluyen, ¿ocurre lo mismo en estos casos?

-No, la rápida actuación en esas horas primeras es lo que prima, de hecho, hay desapariciones que se archivan a los dos o tres días. Con una demora muy amplia son difíciles de resolver porque se pierden indicios, pistas, como, por ejemplo si la persona cogió un autobús, se borran las cámaras de grabación, como en el caso de Paco Molina que desapareció en Mijas.

-Cuando no existe una desaparición voluntaria, como con Marta del Castillo que resultó asesinada finalmente, ¿es más difícil localizar el cuerpo?

-Nos pusimos en contacto con la Policía Nacional a las pocas horas, pero había infinidad de medios y tanto despliegue policial que no se requirió nuestra actuación, nos dijeron que nos mantuviéramos en espera. Pero hicimos un estudio de manera subjetiva, intentado ver el terreno de la zona de Camas, en Sevilla, donde se buscó a la joven; cómo se estructuró el proceso de la desaparición... Tenemos nuestras conclusiones, pero basadas en la información que sale en prensa, no tenemos acceso a datos objetivos. No se puede desvelar. Tan importante es el terreno urbano como el rural, un zapato, una cartera, cualquier cosa que pueda aparecer de esa persona puede dar una pista, localizar esos indicios, objetos o vestigios del desaparecido es esencial para llegar hasta la persona extraviada.

-En Zamora eran todos ancianos, menos una mujer, y tenían limitaciones físicas o psíquicas, ¿estamos ante un aumento de este tipo de casos?

-Hay un grupo muy concreto, el de ancianos con alzhéimer, en el que se ha incrementado bastante el porcentaje, por desorientación, deambulan sin rumbo establecido. Es un colectivo muy vulnerable.

-¿Cómo actúa en esos casos?

-Se lleva a cabo una entrevista con los familiares, cuidadores o residencia de ancianos para conocer cuáles eran sus rutinas, el estado físico, sus problemas médicos. Analizamos la rutina diaria, sobre todo, conocemos su historia personal, de joven, ya que conservan la memoria cristalizada. A partir de ahí, establecemos el procedimiento, comprobamos el transporte público, taxis, grabaciones de cámaras, supermercados, iglesias, albergues, inspeccionamos los caminos...

-¿Los restos de ropa, óseos, suelen conducir a la localización del extreviado ?

-En el caso de La Pedriza, un resto de pantalón que condujo hasta donde estaba el cuerpo, en la grieta. A Chus Rodríguez también se le encontró un trozo de ropa y a pocos metros estaba el joven. Se desprenden por la actuación de las aves carroñeras, o por lo que sea, es habitual. Cuando estás en zonas montañosas tienes que contar con eso, por ello es necesaria la formación y conocimientos previos, nada se toca, se fotografía, se acota la zona y la policía recoge esas pruebas.

-¿Y cuando el desaparecido es un adolescente o un joven?

-Se actúa en el entorno más cercano, se revisa telefonía móvil, cuantas de correo electrónico, redes sociales, amigos, casas de conocidos; a nivel social, se estudia cómo se desarrollaba su vida, se lleva a cabo una entrevista individual con cada miembro de la familia para recoger pistas. La cronología de los hechos orienta mucho la investigación, lo que ha ocurrido previamente a la desaparición, así como en la desaparición y después de la desaparición, es importante para determinar el dispositivo de búsqueda.

-¿Se puede llegar a saber si es voluntaria?

-Cada desaparición es un mundo y no hay un prototipo, cada una es por una causa, hay muchas variables. No hay que eliminar ninguna hipótesis, todas deben estar abiertas.

-De los 50 casos que ha estudiado, ¿cuál ha sido más el más complejo?

-El de Juan Antonio Gómez Alarcón, montañero de Mijas que desapareció en 2010 tras pasar unos días en el campo. La cámara de grabación se perdió y los indicios, las pistas, para tener algo objetivo sobre lo que trabajar. Había que inspeccionar cinco sierras y era muy complejo. Otro caso complicado fue el de Paco Molina, un joven de 16 años de Córdoba, que las cámaras de grabación no recogieron y sabemos qué destino tomó al llegar a Méndez Álvaro, en la estación de autobuses en 2016, hace nueve meses. También a Manuela Chavero, desaparecida Monesterio, Badajoz. Cada búsqueda nos deja marcados.

-¿En qué casos han logrado un resultado sorprendente?

-Con José Carlos en la Pedriza, nos activaron al año y medio de su desaparición y, tras estudiar el caso, en seis meses lo localizamos. En Guadalajara, en el caso de Felipa Baños, una anciana que desapareció con 72 años, la familia contactó con nosotros, a través de la Fundación Paco Lobatón, a los nueve meses de la desaparición y lo resolvimos en 15 días con este procedimiento, la localizamos a los 20 días, fallecida.

-En el extranjero también ha participado en búsquedas.

-Sí, en Colombia, en la Guajira, con el caso de Borja Lázaro; en Bélgica, la familia Hodei-Eguiluz contactó con nosotros, pero la policía localizó a la persona desaparecida cuando íbamos a ir; y en Florida también hemos trabajado.

-¿Qué le movió a idear este método?

-La desaparición de un anciano en Guadalíx de la Sierra donde estaba destinado. No conocía este mundo y la familia, la mujer del hombre, estaba desesperada porque, por un descuido, este se había desorientado. Nadie sabíamos qué teníamos que hacer, no había plano ni procedimiento. Me marcó y empecé a darle vueltas.

-El trato con la familia ante una situación tan dramática, ¿cómo debe ser?

-No tiene que haber ningún prejuicio ni inclinación por hipótesis, tiene que haber empatía y una escucha muy activa para apoyarla y asesorarla, primero; y, después, para poder analizar y recopilar de la entrevista la mayor información posible. Hay que transmitir profesionalidad y claridad en la investigación. Escuchar y atenderlos, que no sea un número más. Tiene que haber una aceptación incondicional: da igual el estatus, de dónde venga, su religión o sus creencias.

-¿En muchos casos el azar es fundamental para hallar al perdido?

-No hay azar, al azar no se puede dejar ningún parámetro de búsqueda. Siempre, si tienes fortuna, aparece donde menos lo esperas pero hay que trabajar desde el minuto cero y, por las familias y el desaparecido, usar procedimientos.

-¿Los perros son esenciales en estas tareas de búsqueda?

-Hay perros de venteo, de catástrofe, de rastro, de cadáveres o restos... El de rastreo es necesario y fundamental y efectivo en las primeras horas, sobre todo, porque las partículas volátiles que detectan se van perdiendo al pasar el tiempo. Los de venteo trabajan con personas vivas; los de cadáveres o restos pueden ser efectivos entre siete y ocho años desde la desaparición.