Las almohadas con los alfileres, los bolillos y los hilos poblaban las largas mesas en las que estaban sentadas las 300 asistentes al XV encuentro de encajeras Ciudad de Zamora que tuvo lugar ayer en el Colegio Universitario.

Aficionadas a este arte venidas de distintos puntos del País Vasco, de Galicia y de la región compartieron una jornada en la que se comprobó que el encaje es una tradición muy viva. Y como prueba de su vitalidad la presencia de mujeres de todas las edades y procedencias. La joven Andrea Viñuela, de 12 años, practica el encaje "desde que tenía unos seis años porque se lo vi hacer a mi abuela", explica en un receso en la creación de una pulsera, mientras que la participante de mayor edad, la zamorana Vicenta Carretero de 95 años, se afana en hacer una puntilla para un abanico. "Aprendí cuando estudié Magisterio y he seguido toda mi vida", relata esta señora, saludada por la presidenta de la Diputación quien conversó con numerosas participantes. "¡Da gusto ver a mujeres de tantos lugares unidas por esta afición", expresa Mayte Martín que añade: "La Diputación apoyará siempre actividades como esta en la que participa muchas mujeres de la provincia".

Desde Venta de Baños se han desplazado por primera vez a Zamora un grupo de diez mujeres. "Nos gusta asistir a los encuentros porque ves labores nuevas y pueden comprar materiales", precisa Vicenta Torres, mientras que su compañera Agustina Gutiérrez detalla que el "conocer también la ciudad ha sido un aliciente" y Rosa María Adán apostilla: "El marco es muy interesante, pues en el patio está la zona de venta y en interior las mujeres trabajando".

Los detalles por parte de la organización, el sorteo de una toalla o la coincidencia con el Mercado Medieval los ponen en valor un grupo venido de Palencia. "Somos 35 mujeres que hacemos encaje y también velos o mantillas como otras participantes", dice Maite Rodríguez al tiempo que Natalio Álvarez, venido desde la población leonesa de Valcabado del Páramo, se congratula de que una guía turística "nos enseñe la ciudad a los acompañantes".

Tras la comida de hermandad, el encuentro concluyó por la tarde con una visita a la exposición de las encajeras que permanece abierta hasta hoy domingo en la sede del Santo Entierro.