En la web del Ayuntamiento de Zamora, exactamente en la sección de Medio Ambiente, en el apartado de Campaña Municipal de Recogida de Excrementos Caninos se puede leer lo siguiente: "En cumplimiento a la Ordenanza Municipal de Animales de Compañía en su art. 6: "El poseedor de un animal deberá adoptar las medidas necesarias para impedir que queden depositados los excrementos en las vías y espacios públicos"".

No obstante, y como ocurre en muchas ocasiones con la ley, no siempre se cumple y más de una vez uno se encuentra con algo más que polvo bajo la suela de su zapato. Actualmente quien pone la nota negativa son los excrementos de los canes. O más bien los dueños que no recogen las perlas de sus mascotas. La pregunta ahora es si se puede llegar a concienciar a los amos de los perros de la importancia de mantener el civismo en nuestras zonas ajardinadas.

La guerra entre los poseedores de perros y los que no se remonta tiempo atrás en la historia, cuando la cebolla ni se contemplaba como aliño para una buena tortilla de patata. Y es que a nadie le gusta encontrarse, ya no digamos pisar, una buena cagada a su paso; pero es que eso de recoger las deposiciones parece que se ha convertido en una tarea hercúlea para algunos propietarios.

Zamora tampoco se encuentra exenta de la presencia de heces que los canes despliegan por los parques y la zona del río, que es una de las zonas más afectadas por la presencia de deposiciones de los animales. Desde la Federación de Asociación de Vecinos de Zamora, su presidente Artemio Pérez, se ha pronunciado al respecto: "La zona de Pinilla da verdadero asco, hay que ir dando saltos por la calle". Pérez recalca que la responsabilidad recae en los dueños de los perros y que lo que no se puede hacer "es poner un municipal por persona". Asimismo, el presidente de FAVEZA afirma que "hay que ser consecuente con las responsabilidades que adquieren y no llevar la bolsita de la mano para justificar".

En esta misma línea se quejan vecinos la Horta, que aseveran que "todos los días se encuentran orines en las puertas". Tampoco la playa de Los Pelambres se encuentra libre de polémica, pues muchos bañistas se quejan de la presencia de perros que "entran con sus dueños hasta el agua". Los habitantes de la ciudad parecen bastante hartos, hasta tal punto que hay quien equipara al dueño con el perro: "no se sabe quién es el humano y quién el animal, porque son los dos igual de guarros".

La problemática se ha intentado abordar de numerosas maneras, pero quizás la más ingeniosa fue la de aquel héroe zamorano que se dedicó a imprimir mini carteles que clavó cual banderillero en excrementos caninos por la zona de los tres árboles. La leyenda de aquellos papelillos rezaba: "Caca de perro, dueño de mierda (Sr perro eduque a su dueño)".

Por su parte, el Ayuntamiento, con el fin de luchar contra esta problemática lleva a cabo una serie de medidas, como la entrega gratuita de bolsas especiales para favorecer la recogida de excrementos caninos, facilitados por la Concejalía de Sanidad y Salud Pública; evacuatorios caninos, recintos especiales vallados en los que los perros pueden hacer sus deposiciones y que son limpiados diaria y cuya arena se cambia una vez al trimestre.

La convivencia entre los dueños de los perros y el resto de ciudadanos debe ser exactamente eso, un acto de conciliación y consenso. Con ese fin la guerra entre unos y otros debe evitarse e impulsar una vía de diálogo para que cada cual actúe como debe: los perros como los mejores amigos del hombre y los humanos como ciudadanos cívicos.