El imaginero Ramón Álvarez cobra actualidad. En esta ocasión gracias a la restauración del conjunto escultórico de la Virgen de la Saleta que ha recuperado su aspecto original, tras un trabajo de dos meses del restaurador Javier Casaseca a iniciativa de la Asociación Virgen de la Saleta.

La mejora del grupo ha permitido descubrir la firma del imaginero en el interior de la cabeza de cada pieza. "Cuando las desmontamos localizamos la firma autógrafa de Ramón Álvarez que en lápiz escribió "Por Ramón Álvarez, profesor de dibujo en el Instituto de Zamora, año de 1870"", explica el restaurador, Javier Casaseca mientras que el vicepresidente de la Saleta, David Gago, apunta que "sabíamos por escritos que los niños estaban escritos, pero lo que no nos imaginábamos es que la Virgen también lo estaría". Este descubrimiento, logrado por un endoscopio, adelanta un año la fecha de factura de las figuras que han pasado por la antigua iglesia de la Concepción, el Museo de Semana Santa y las Claras, donde estuvieron desde los 70 hasta el año 2014 cuando, por iniciativa de un grupo de fieles, se trasladó a una de las capillas de la iglesia de San Andrés.

La restauración ha devuelto la unidad a tres piezas que "aparentemente tenían que formar un grupo pero debido a sus intervenciones habían sido modificadas", remarca el restaurador quien ha podido constatar la posición original que ocuparían las tres figuras "dentro de un tablero que Ramón Álvarez fabricó y construyó para que tuvieran una interacción de miradas y de posturas". Esa estructura era una especie de "suelo tallado y policromado en que habría unos recuadros en donde encajarían las peanas de las figuras", describe.

El experto abunda que las imágenes de vestir "presentan sistemas articulados en brazos, torsos y cintura". El más complejo era el de la Virgen y tenía una modificación de finales de los 60 o principios de los 70 que hubo que eliminar para dejar libre la posibilidad de movimiento. Además, la puesta a punto de la articulación ha permitido también recuperar la postura original de las manos de la Virgen, ahora situadas una sobre la otra en el torso, cuando, hasta el momento, o las tenía caída o sobre el pecho.

Las manos de los niños habían perdido "su ubicación inicial" e incluso el experto llegó a pensar que estaban cambiadas porque los dedos presentaban "reintegraciones posteriores", realizadas cuando las imágenes estaban custodiadas en el convento de las Claras "por parte de Rivas, un restaurador muy popular en los años 70", describe el vicepresidente de la Asociación, quien subraya que desde la constitución del colectivo tenían claro la necesidad de una urgente restauración del grupo. "El armazón de la Virgen estaba en un pésimo estado, pues era escayola, arpillera y alambre y cuando la movíamos caían trozos de yeso", concreta al tiempo que precisa que la mejora la ha sufragado "una donación particular".

Javier Casaseca, que ya ha restaurado otras piezas de Álvarez, esperaba encontrar en la Virgen una sandalia con un pie desnudo, característica del imaginero, y sin embargo lo que ha localizado "ha sido un zapato con un pie con medias amarillas, por la relación del amarillo con la aparición de esta Virgen", describe Casaseca que insiste en que el pie no está tallado porque "esta imagen vestía zapatos de seda bordado". A mayores el técnico ha eliminado barnices y capas oleaginosas que ocultaban la "verdadera tonalidad", ha efectuado una reintegración cromática y ha dado una protección final.

El restaurador Javier Casaseca explicará en profundidad su trabajo este sábado, día 3, en una conferencia a las 20.00 horas en el salón de actos del Seminario. Nueva luz a la iconografía de Ramón Álvarez.