"Cada verano que veníamos a Zamora estábamos tan a gusto que siempre teníamos ganas de volver". Un deseo que Laura Mulas y Peter Kudirka acaban de hacer realidad. Hace casi dos meses que decidieron coger las maletas y cambiar su gran vivienda unifamiliar en un barrio residencial de Portland (Oregon) por un coqueto ático en Olivares.

"Era una idea que nos venía rondando la cabeza desde hacía años. Pero siempre encontrábamos alguna excusa... hasta este año", relata Laura Mulas. "Hemos esperado a que nuestro hijos fueran mayores y estuvieran asentados con un trabajo y con su casa para terminar de decidirnos", añade.

El amor de esta americana por Zamora le viene de su padre, José Mulas, natural de Pontejos, quien se casó con una joven de Estados Unidos que conoció en la base madrileñas de Torrejón de Ardoz, ya que su suegro era militar. A pesar de emigrar al otro lado del Atlántico, supo mantener las costumbres españolas en su casa y transmitir sus raíces a sus cinco hijos -todos ellos con nombres españoles- aunque donde más profundamente caló fue en su primogénita.

"Tenía muchas ganas de estar en la tierra de mi familia. Nos gusta mucho la vida castellana. Es más tranquila, hay buena comida y la gente es muy amable con nosotros", resume Mulas. Una descripción con la que está totalmente de acuerdo su marido, Peter Kudirka, a quien no le costó mucho convencer para unirse a esta aventura. "Siempre hemos tenido ganas de viajar y cuando éramos novios ya visitamos varias veces España juntos", indica.

"Ahora soy amo de casa", reconoce Kudirka entre risas. Enfermero de profesión, está centrado en estas primeras semanas en obtener el carné de conducir español. "Estoy estudiando mucho porque, aunque la práctica será fácil, a pesar de que aquí se conduce un poco distinto, el problema está en estudiar la parte teórica", explica. Su conocimiento de español es más limitado que el su mujer, aunque está avanzando a pasos agigantados y ya es capaz de mantener largas conversaciones. Laura Mulas es profesora universitaria de español en Portland desde hace años y ahora también baraja la posibilidad de ejercer como docente de inglés en Zamora cuando empiece el nuevo curso.

A pesar de estar encantados con esta aventura, reconocen que echan mucho de menos a la familia que han dejado en Estados Unidos. "Pero seguro que vendrán a visitarnos pronto", confían. Del resto, se sienten como en casa. "A los horarios españoles nos hemos acostumbrado rápido, puesto que ya los teníamos cuando vivíamos en Portland", explica. De residir en Zamora, su marido destaca "su vida en las calles. Todo el día, en frente de nuestra casa, puedes ver paseando a gente de todas las edades y además tenemos el campo muy cerca", agradece. Un lujo del que también disfrutaban en Portland. "Es un lugar que se parece poco al resto de ciudades americanas", reconoce ella. "La gente sí que camina mucho, como solemos hacer nosotros, y está muy en contacto con la naturaleza. Nos encantaba allí salir de casa y dar largos paseos por la ciudad o el campo", recuerda. Una afición que pueden continuar realizando en Zamora.

De momento, hasta que se inicie el nuevo curso universitario en Portland State -al que Laura Mulas asistirá vía Internet a sus alumnos cada trimestre- y durante los días de descanso que les dejen las actividades organizadas con los grupos de estudiantes de español que traerá a Zamora en las próximas semanas, el matrimonio se centra en conocer el país. "Como dijo el historiador romano Apiano, España es grande e increíble para tratarse de un solo país", conviene Peter Kudirka. Lo están descubriendo juntos e incluso les ha dado tiempo hasta a cruzar la frontera y llegar a Oporto. "Portugal es un país maravilloso, nos ha encantado", subraya Mulas, quien ya piensa en ampliar sus conocimientos de idiomas con un nuevo reto: aprender portugués.