Antonio del Real se encuentra en Zamora como en su segunda casa. Habla de la ciudad y la provincia con la misma pasión con la que conversa y defiende su profesión, el cine.

-Antonio, ¿cómo surge su relación con Zamora?

-Hace muchos años me encargó la Junta de Castilla y León unos documentales sobre cerámica que me brindaron la posibilidad de recorrer la región. Zamora entonces no me gustó nada. Pasado el tiempo comprobé que tenía muchos amigos de Zamora y estuve trabajando con la novela de Javier Gómez de Liaño para llevar al cine "La casa de los Momos", que me pareció fascinante. Estuvimos haciendo unas versiones de guión para rodarla en Zamora, de hecho ya teníamos todo planificado pero hubo problemas con la productora. En ese momento, hace más de 15 años, retomé mi relación con la ciudad y me quedé perplejo del cambio que había experimentado. El buscar localizaciones para la película me permitió descubrir ese palacio de los Momos que es una maravilla y que cada vez que paso por delante me quedó asombrado y conocía una Zamora relajante, limpia así como unos embalses muy interesantes para mí que siempre me ha gustado navegar. El de Ricobayo es increíble y tiene unas grandes posibilidades.

-¿Ha pensado retomar ese proyecto vinculado con la ciudad?

-Sí, ahora quiero volver a hablar con el autor, con Javier Gómez de Liaño. Es una historia preciosa para rodar en Zamora. Me gustaría retomar el proyecto porque Zamora sería un gran plató. No obstante, para llevarlo a cabo hay que tener el apoyo de alguna televisión. El cine ahora mismo tiene unas complicaciones terribles y solo salen adelante los proyectos que están apoyados por televisiones.

-¿Cómo percibe esa dependencia?

-Personalmente me gustaría que cine fuera más libre, que hubiera más libertad para tener más capacidad de maniobra para hacer las películas tal y como se hacían hace años, pero desgraciadamente si no cuentas con la presencia fuerte de una televisión, no puedes seguir adelante. La prueba es que las películas que triunfan siempre están respaldadas por un potente canal, lo que hace que marquen las pautas de lo que se tiene que hacer y se reste libertad.

-A mayores, ¿qué echa en falta en el cine español en estos momentos?

-El tener más mercados. El cine español cuenta con excelentes profesionales, técnicos, guionistas, directores y actores, pero falta economía para llegar a cabo grandes proyectos. Además, las iniciativas salen adelante solo con las televisiones, un particular es muy complicado que pueda afrontarlo.

-Forma parte de la Academia del Cine que ahora atraviesa momentos complicados, tras la dimisión irrevocable de Antonio Resines.

-Realmente no sé qué ha sucedido. Ha dimitido Resines y otros cinco consejeros más. Da la impresión de que ha habido un golpe de estado por parte de los consejeros, lo que no me parece bien porque a los consejeros no los elige una asamblea con sus votos como al presidente sino que es la especialidad de cada rama del cine. La situación no es buena para la profesión porque la Academia del Cine ha protagonizado unos cuantos escándalos y no nos deja bien de cara al público. La solución sería nuevas elecciones y un cambio de estatutos para que evitar que vuelvan a ocurrir desmanes de este tipo.

-¿Tenemos conciencia de que el cine, el teatro, la música... las artes en general son una industria más del país?

-No y sin cultura un país no es nada. Es una industria que representa el 4% del Producto Interior Bruto. Recientemente he sido uno de los integrantes del jurado del Premio Nacional de Cinematografía que ha ganado Ángela Molina y hablando con el ministro de Cultura en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, le comentaba que a veces nombran responsables de Cultura a los más tontos, con todo mi respeto y aunque en esta ocasión no es el caso porque él es consciente de que existe un desinterés elevado hacia la cultura.

-Desde su perspectiva, ¿a qué obedece ese poco interés?

-La mayoría de los políticos carecen de interés por la cultura porque piensan que no genera votos, pero están equivocados. Si tuviera que hacer un balance de la situación diría que una pequeña proporción sí está concienciada de su importancia. De repente encuentras a Ana Pastor, ahora presidenta del Congreso de los Diputados, una persona con la que he tenido mucho trato y me he dado cuenta que tiene una sensibilidad hacia la cultura, pero como ella no hay muchos. Aquellos políticos que no tengan conciencia de cultura fenecerán en el olvido en algún momento. Existe un tema relacionado con el cine del que tienen muy poca conciencia, la piratería. El PSOE no le hizo ni caso cuando estuvo en el Gobierno, el PP dijo que iba a pelear pero quedó en eso en decirlo, pues no hizo nada.

-¿Qué ha supuesto en su trayectoria la película "El río que nos lleva", laureada internacionalmente?

-Según algunos es mi mejor película, mejor que "La conjura de El Escorial", una cinta que para otros es de referencia. Supuso que viajé por todo el mundo. Recibí premios en Japón, fui al Festival de Cannes, la American Film Institute me dio un premio y me rindió un homenaje en Los Ángeles y mi amigo Gregory Peck, con quien tuve que la suerte de acrecentar mi amistad y que pensaba que la cinta era poesía, me organizó una gran fiesta en mi honor. "El río que nos lleva" se estrenó en 1989 y sigo yendo a dar conferencias sobre ella, he salido en libros en Japón, Francia o Dinamarca. Además conocí a una persona extraordinaria José Luis Sampedro un hombre que me marcó y que me hizo entender una cosa muy importante, hay que aprovechar la sabiduría y que hay que devolver a la sociedad lo que te ha dado, algo que en la medida de mis posibilidades practico, pero los jóvenes de ahora no son dados al reconocimiento posterior.

-¿De dónde viene su relación tan estrecha con Gregory Peck y su familia?

-Fui a hacerle una entrevista para una publicación bimensual a mediados de los años 80. Todavía no había hecho "Gringo viejo" y en su casa vi una foto de un chico. Le pregunté quién era y me explicó que era su hijo Tony, un guionista de la FOX que también era actor. Entonces yo estaba buscando un actor para interpretar al irlandés Roy Shannon de "El río que nos lleva". Me pasó una grabación de trabajo de Tony y finalmente lo llamé para hacer la película. En el rodaje los Peck vinieron a vernos y luego coincidimos en infinidad de ocasiones.

-Gregory Peck ¿ha marcado su vida?

-Sí, cuando Tony regresó a trabajar conmigo en "La conjura de El Escorial", pese al mucho contacto que tuvimos entre las dos cintas, descubrí que Gregory había sido como un ángel de la guarda que yo había tenido y que ayudó a que "El río que nos lleva" se vendiera por todo el mundo. Era una bellísima persona que solo me hablaba de cosas positivas de la profesión. Me decía que cuando quisiera conocer a un actor me acercara porque en las distancias cortas somos de otra manera. Lo comprobé con Julia Ormond o Jason Isaacs. Estoy inmensamente agradecido a Gregory Peck quien fue muy determinante en una etapa de mi vida. Fue un ser humano fuera de serie. Tras su fallecimiento su viuda, a través de Tony, me hizo llegar una de sus seis corbatas favoritas, lo que me emocionó enormemente.

-¿Subvenciones al cine sí o subvenciones al cine no?

-Desgraciadamente me gustaría decir que subvenciones no como hacen los americanos, pero ellos sí tienen porque cuentan con el patrocinio y el mecenazgo. Cuando escuché a Mariano Rajoy que iba a eliminar las subvenciones, pero que iba a poner en marcha una ley de mecenazgo me alegré porque el cine no puede sostenerse por sí solo. Sin embargo la ley de mecenazgo no ha salido adelante. Esta norma sería una manera de trabajar libre tanto el cine como el teatro, un arte que me interese mucho y en el que yo he hecho muchos trabajos.

-¿Tiene entre manos algún proyecto teatral?

-No, quería hacer un musical infantil con Carlos Sobera, quien ha adquirido el Teatro Reina Victoria, acompañado de personajes famosos pero tenía entre manos una serie de televisión que ya estaba aprobada sobre violencia de género. Se iba a llamar "016" y contábamos con el asesoramiento de, entre otros, la jueza María Tardón. Era un proyecto muy interesante en el que se hablaba de unos policías preparados para luchar contra esta lacra. Estaba todo muy adelantado para empezar con Televisión Española y de repente el proyecto se ha parado. La delegada de violencia de género me comentaba que una serie como esa, dirigida a los jóvenes, donde más aumentado la violencia de género, tendría una repercusión mucho mayor que una campaña de anuncios pero... no he vuelto a saber nada del proyecto.

-Entre sus propósitos figura el trabajar para los niños, con nuevos públicos, ¿es una asignatura pendiente?

-¡Sin duda! Si desde el colegio se educara a los niños en el cine y el teatro tendríamos futuros asiduos espectadores. Las artes son una asignatura pendiente en la educación. Sería fundamental tener conciencia desde pequeños porque así se enamorarían de la pintura, el teatro o el cine y creo que educaríamos a unos ciudadanos más tolerantes y más felices. Creo que el ser humano solo se salva a través del amor y del arte. El cine para mí ha sido un amigo que me ha acompañado en horas bajas y en momentos duros y me ha hecho resurgir.

-¿Y cómo se encuentra esa amistad en estos momentos?

-Perfectamente reconciliada. No cambiaría mi profesión aún sabiendo los problemas que a veces causa. Yo me arruiné con "La conjura de El Escorial". Pese a los sinsabores y los problemas, volvería a elegir esta profesión porque la libertad de poder crear y dejar para la posteridad trabajos, como son las películas, resulta muy importante. Igual que yo aprendí viendo películas, me gustaría generar en otros la poderosa respuesta que provoca en mí el cine. Es una profesión dura y o tienes mucha resistencia o es difícil.