La modificación de la normativa contra incendios en los polígonos industriales de La Hiniesta y Los Llanos pone fin a un "sinsentido" burocrático que ha azotado a los empresarios de Zamora desde hace más de treinta años. El objetivo principal que persigue el Ayuntamiento con los cambios introducidos en las ordenanzas reguladoras de sendos espacios es el de aminorar los costes de instalación de las industrias en los polígonos. Y no es baladí: esta maniobra podría llegar a ahorrar hasta 50.000 euros en la inversión inicial. Los colegios profesionales de Ingenieros Industriales, Ingenieros Técnicos Industriales, Arquitectos, Aparejadores y Arquitectos Técnicos han sido quienes han llevado a cabo este trabajo a lo largo de los años. Y ahora, en colaboración con el Ayuntamiento, han encontrado lo que buscaban: poner cordura a la situación.

La problemática a la que se han enfrentado hasta ahora los polígonos industriales de la capital era una normativa municipal demasiado restrictiva en materia contra incendios. Al no existir en los años 80 ningún texto regulador a nivel nacional, el Ayuntamiento lanzó su propia orden. Teófilo Ramos, presidente del Colegio de Ingenieros Industriales de Zamora, lo explica. "Era una norma muy agresiva, que exigía a todas las naves los mismos medios contra incendios, independientemente de que los necesitaran o no", indica.

La norma obligaba a instalar los denominados BIE (Bocas de Incendio Equipadas). "Son equipos que necesitan unas condiciones que garanticen caudal y presión. Para garantizar el caudal, necesitas depósitos. Y para garantizar la presión, necesitas bombas", indica Ramos. "Y no solo eso, sino que era obligación situar los equipos bajo rasante y en zonas de retranqueo. Eso implica hacer una excavación, meter los correspondientes muros e instalar los equipos. Más dinero", apunta. "Y, a mayores, todo ello debía funcionar en situaciones en las que no hubiera electricidad, por lo que había que instalar un equipo electrógeno. Para ello se necesita gasoil, un depósito de gasoil y una chimenea al exterior. Y todo esto implica también un mantenimiento", añade.

Una serie de requisitos que, según estimaciones, podría suponer un incremento de 50.000 euros en la inversión inicial. Y todo ello, a menudo y según profesionales, sin ser necesario.