Hay motivos para creer que el pasatiempo de los jóvenes no está relegado únicamente al dictado de los móviles. El taller infantil de plástica "Las murallas contadas a los niños" tiene la intención de desmontar el mito de que la historia y aprender siempre resultan aburridos.

La iniciativa estival organizada por la Asociación Belenista La Morana, con apoyo de la Concejalía de Juventud dentro de la programación del Verano Joven, pretende trasladar la emoción de la historia a los niños al recorrer las calles que pisaron nuestros antepasados, cuando la estructura medieval fortificaba las defensas de la ciudad.

El taller agrupa un conjunto de actividades para niños entre 7 y 12 años. Los pequeños participan en rutas guiadas por las murallas de Zamora y conocen las puertas de acceso que aún se mantienen. Junto a estos itinerarios matutinos, destacan las visitas guiadas al Museo de Zamora, la construcción de marionetas y representaciones teatrales. El pabellón del colegio Arias Gonzalo es la ubicación escogida como "centro de operaciones".

"El fin de la actividad consiste en acercar a los más jóvenes el conocimiento del patrimonio zamorano", explica Francisco Iglesias, director de la Asociación Belenista La Morana.Todas las iniciativas que se llevan a cabo en el taller tienen como objetivo conjugar el juego con el aprendizaje.

Los 75 chavales participantes se dividen en cuatro grupos, según las distintas edades. La actividad es todo un éxito entre los pequeños zamoranos a los que "sobre todo les gusta mucho imaginar los lugares del casco antiguo por los que transcurría la muralla y las puertas que ahora mismo ya no existen", puntualiza el director.

El taller también incentiva el "espíritu Indiana Jones" de cada uno de los jóvenes participantes, ya que les convierte en avezados aventureros al "descubrir restos que están integrados en edificaciones todavía en pie de nuestra ciudad".

Posteriormente, estos conocimientos quedan reforzados a través de fichas didácticas y láminas para colorear. "El taller es realmente edificante, pues según pasan los días son ellos mismos los que reconocen con emoción los lugares que ya hemos visitado", asegura Iglesias.

En cuanto a la dificultad que supone tratar con estos prematuros arqueólogos, los organizadores indican que "lo más complicado es mantener la atención" debido a que "los grandes grupos estimulan que jueguen los unos con los otros". Más allá de estos pequeños detalles, el interés que despiertan los vestigios arquitectónicos supera con creces las travesuras de los participantes.

La Morana lleva realizando actividades de este tipo desde hace veinte años, siempre centrados en la divulgación del patrimonio cultural de la localidad. Desde la agrupación nunca pierden la oportunidad de poner en valor los recursos turísticos de los que dispone Zamora: "A veces olvidamos que los monumentos están ahí y tendemos a abandonarlos, dejando que muchas veces sean los turistas los que disfruten y aprecien las maravillas que plantea nuestra oferta cultural", lamentó el presidente.

Parece que esta vez, aunque solo sea por unos días, la historia, las manualidades y los museos han superado a la irrefrenable tentación de echar un ojo al móvil, no vaya a ser que haya un "pokémon" salvaje cerca.