La antigüedad del edificio exige el máximo celo en la actuación, que corre a cargo de la empresa Alcosal. Se trata de un inmueble de tres pisos que cuenta con dos medianerías "que habrá que respetar al máximo para no afectar las casas adyacentes que, además, son muy antiguas", precisa Romualdo Fernández, de ahí que al final de la obra sea necesario "proteger las medianas". A este hecho se suma que la obra "hay que ejecutarla entre calles muy estrechas".

Una vez concluidos los trabajos y, si no hay previsiones de construir, la única obligación que tendrían que acatar sería la de instalar una valla perimetral en la zona.

Los trámites se han desarrollado en tiempo récord. Al día siguiente del derrumbe, el Ayuntamiento ya había suscrito el decreto de Alcaldía para ordenar el derrumbe en el plazo de una semana, periodo en el que los titulares han conseguido llegar a un acuerdo a pesar de que todo apuntaba a la ejecución subsidiaria del edificio. Los primeros desprendimientos se produjeron a principios de la pasada semana, aunque no fue hasta la madrugada del martes cuando se cayó buena parte de la fachada a consecuencia de la antigüedad de las viviendas.