Tuvo que pedirle primero a su madre y luego a sus amigos que miraran las notas para terminar de creérselo. La suya era la más alta -un 27.96- y le otorgaba el Premio Extraordinario de Bachillerato de este curso en la provincia de Zamora. "Necesitaba que alguien me lo confirmara para terminar de creérmelo", reconoce este joven estudiante del Instituto de Educación Secundaria Universidad Laboral, Sergio Portales Domínguez.

Tras finalizar 2º de Bachillerato en la especialidad de Humanidades y Ciencias Sociales se presentó a las pruebas para optar a este reconocimiento a una trayectoria más que notable durante sus estudios en el instituto. La única condición era tener un 8,75 de media en bachillerato. "La prueba consistía en un primer comentario histórico, filosófico y científico, para conjugar todos los conocimientos globales que hubiéramos aprendido. Luego había un examen de inglés y por último otro sobre una materia específica, según lo que hubieras cursado", explica el joven zamorano.

Entre las opciones de latín, matemáticas, historia del arte o química, Sergio Portales se decantó, sin dudarlo, por el latín para completar sus pruebas. "Había que elegir lo que mejor se le diera a uno", argumenta este convencido de la formación de letras como algo fundamental para el desarrollo del conocimiento.

Los examinadores tampoco se quedaron indiferentes ante el comentario que realizó en primer lugar, acerca de un tema tan de actualidad como Internet, las nuevas tecnologías y cómo influyen en el ser humano y la cultura. Todo el conjunto de pruebas le hizo merecedor del Premio Extraordinario de Bachillerato 2016. "La segunda mejor clasificada también era una estudiante de letras", asegura con orgullo, ya que cree que la sociedad está un poco obsesionada con las ciencias como única alternativa de futuro viable para los jóvenes. "Creo que es un mantra que nos quieren imponer; a los estudiantes de ciencias les tienen un poco engañados con que van a tener más trabajo decantándose por el ámbito científico, pero considero que en España hay el mismo empleo para gente de ciencias que de letras. Cada uno tiene que hacer lo que le guste y seguir su vocación", aconseja.

En su caso, quienes lo conocen saben que la música es una de sus grandes pasiones. "Toco la guitarra española y eléctrica en varios grupos y colaboro con muchos proyectos, incluso relacionados con el folclore popular", apunta. Entre las formaciones locales que cuentan con su talento están La Milker Band, Caeiro o Funky Yankees y también ha colaborado con raperos como Darío Z.

Una pasión que no va a dejar de lado cuando se incorpore a sus estudios universitarios. De hecho, será parte fundamental de esta nueva etapa. Hasta hace poco, su opción era cursar el grado superior de guitarra jazz pero una atractiva alternativa se ha cruzado en su camino. "He decidido dejar esos estudios para más adelante, porque he visto que ha salido un nuevo doble grado en la Universidad Autónoma de Madrid sobre Musicología y Filosofía y me ha llamado mucho la atención, porque, aunque sobre todo quería estudiar música, tampoco quería dejar de lado las letras, para mantener un poco el saber universal, que es lo que me han enseñado", argumenta.

Antes de trasladarse el próximo septiembre a la capital, su verano está lleno de planes. "Tengo varias fechas de conciertos ya cerradas, pero también sacaré tiempo para buscar piso en Madrid, hacer un viaje a Lisboa con los amigos y acudir a algunos festivales, además de sacarme el carné de conducir", enumera sobre sus más que merecidas vacaciones.

En cuanto a su futuro en Madrid, tiene claras sus prioridades ante esta nueva experiencia. "Lo que quiero es seguir aprendiendo y pasándomelo bien, conocer a mucha gente nueva que me aporte cosas y, sobre todo disfrutar de cada momento", finaliza.