Sobre la presencia hebrea en nuestra ciudad sabemos poco, porque poco es lo que tuvo a bien dejarnos la historia, habida cuenta que hablamos de una comunidad religiosa minoritaria, que como tal dejó un escaso registro escrito. Pese a ello, Fuencisla García Casar reunió en su libro, "El Pasado judío de Zamora" (1992), lo más notable sobre el particular. Este libro, después de un cuarto de siglo, sigue siendo, en mi opinión, el trabajo de mayor enjundia para conocer la historia de los judíos zamoranos. Y aunque el asunto parecía que no daría más de sí, la creación del Centro de Interpretación Isaac Campantón ha reavivado el interés por el conocimiento, conservación y divulgación del pasado de la aljama zamorana. Los que por razones de nuestro oficio tenemos el privilegio de estar en contacto con la materia prima de la historia, sabemos el gozo que produce encontrar un documento raro, se entiende excepcional. Hace unos años mi buen amigo José-Antonio Mateos Carretero se topó, en el archivo de la Real Academia de la Historia, con uno de estos tesoros escritos en papel: una copia de la memoria de los lugares de la Pasión, que el clérigo zamorano Alonso Fernández Cuadrado trajo, a mediados del siglo XV, de Tierra Santa. Esta memoria, escrita en pergamino, figuraba en un nicho colocado en la primera de las ermitas del humilladero -la llamada Casa de Pilato o Cruz del Calvario, donde hoy están las populares Tres Cruces- que a sus expensas erigió extramuros de la puerta de San Torcuato. Este "vía crucis", formado por siete estaciones, concluía, intramuros, en la Casa Santa, oratorio principal que remedaba el Santo Sepulcro de Jerusalén. Construido al final de la calle de San Torcuato, frente a la desaparecida iglesia románica del mismo título, lo fundamental de su discreta fábrica ya estaba acabado en 1475. Su antiguo emplazamiento lo ocupa hoy la vivienda número 45 de la calle de San Torcuato, en cuyos bajos hay una tienda de ropa, una heladería, una cafetería-confitería y un comercio de ropa para el hogar, que por cierto aún conservan parte de sus primitivas estructuras murarias. Para lo que nos interesa, y no alargar más de lo necesario este inevitable exordio, veamos la cita que figura en la mencionada memoria acerca de su ubicación: "Otro notable caso hay que notar en la fundación de la Casa Santa, que en esta ciudad fundó el dicho Alonso Fernández Cuadrado a imitación de la de Jerusalén donde fue Monte Calvario y Sepulcro [...] tomó por sitio a donde ahora está edificada [...] y fue el sitio donde los judíos que en aquel tiempo en esta ciudad tenían las carnicerías". El interés del dato está en que de forma explícita, precisa el lugar donde estuvieron las carnicerías de la conocida como "judería nueva", aunque es aventurado decir que el fundador pretendiese sacralizar este lugar, pues aún no se había decretado la expulsión de los judíos. Es cierto que García Casar las ubicó aquí a partir de un documento, de 1382 (que dató en 1420, por no restarle la era hispánica), en el que el deán y Cabildo de la Catedral de Zamora daban a censo a Samuel Abenata un suelo "cerca de la carnicería de los judíos que ha por linderos de la una parte suelo de la iglesia de la Trinidad", presuponiendo que ocupó el lugar donde siglos después se levantó la del Convento de la Trinidad Calzada (parroquia de San Torcuato), aunque ignoramos su situación. Como la memoria recoge, cerca de allí, fuera de los muros, se arrojaban las inmundicias -huesos y otros despojos- y quizás por ello se escogió este lugar para ubicar el matadero, construido donde hoy está la Escuela de Arte. Un último dato, sacado del testamento de Alonso Fernández Cuadrado, nos informa que era propietario de dos casas en la judería, una de las cuales estaba aforada -"arrendada"- al "rabí, hijo del dadero".