La Fiscalía Provincial exigió ayer 18 años de prisión en los primeros cuatro juicios celebrados ayer contra los cinco hombres acusados de hurtar un total de 515 corderos en 16 robos cometidos en explotaciones ganaderas de la comarca de Sayago entre agosto de 2012 y junio de 2014.

En las diligencias de la Guardia Civil sobre los robos que se juzgaron ayer (de 20 corderos el 30 de mayo de 2014, en Almeida, de Sayago; de 45, en Muga; de 10, en otra localidad de la zona; y de 44, en otro municipio sayagués) se llega a hablar de un grupo organizado, en el que dos de los procesados, ganaderos y tratantes de iniciales A.G.G. y J.M.F., serían los cerebros.

La Guardia Civil se basó en las denuncias de los ganaderos afectados para cifrar en ese número las reses sustraídas, bien de cercados, bien en las naves ganaderas, por quienes fueron delatados por uno de los imputados que se sentó ayer en el banquillo, 30 años de edad.

Se trata del más joven de todos ellos, con antecedentes policiales, que se desdijo ante la magistrada del Juzgado de lo Penal de la confesión realizada el 20 de junio de 2014 en la Comandancia de Zamora, hasta donde fue conducido por los guardias desde el cuartel de Bermillo. "Yo no hice nada", aseguró este imputado a preguntas de la fiscal, para exculparse de los hurtos y declarar que los agentes "me dijeron que, si me inculpaba e inculpaba a los otros, no me pasaría nada".

Días antes, los guardias le habían dado el alto junto a otro individuo como presunto autor de un delito que en la vista oral de ayer no se concretó, aunque los abogados de las defensas insistieron en que el joven tiene antecedentes y causas pendientes con la justicia.

Algunos dueños de las explotaciones contaron a los agentes que habían estado en sus negocios con anterioridad a los hurtos y todos los industriales que ayer testificaron en el Juzgado de lo Penal admitieron conocer a uno u otro.

Los otros tres procesados habían trabajado en algunas de las explotaciones esquilando ovejas, como el apodado "El Portugués", A.V., y el más joven de los procesados, F.J.G.B., que tiene antecedentes policiales. Los dos tratantes, según la investigación, diseñarían los hurtos (no considerados robos porque no se causaron daños en las instalaciones), mientras que los tres jornaleros participarían en los robos.

Una tesis que los guardias civiles que declararon en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal no pudieron demostrar con pruebas directas, puesto que los ladrones actuaban durante la noche y nadie parece haberles visto. Tampoco se recogieron pruebas incriminatorias en las inmediaciones de las explotaciones ganaderas ni en los cercados donde se produjeron las sustracciones. A estos argumentos se aferraron los cinco abogados de las defensas para exigir la absolución de sus clientes, de entre 27 y 52 años de edad cuando fueron arrestados.