"No sé qué quieren los maquinistas, pero deberían estar en la empresa privada para que supieran lo que es bueno". Así de indignados se mostraban Aitor y Cristina, dos de los viajeros afectados por la supresión del tren a Madrid de las cuatro y cuarto de la tarde que obligó a Renfe a habilitar autobuses para realizar el trayecto. Eran, no obstante, minoría los que mostraban un gran enfado. La mayoría de los viajeros afectados por la supresión del tren se mostraban, sí, fastidiados pero, aunque aseguraban no tener ni la más remota idea de los motivos de los paros de los maquinistas, se mostraban a favor de respetar el derecho de huelga, aunque, como en este caso, tenga sus perjudicados. O sea, la mayor parte de los viajeros asumía las molestias con cristiana resignación, aunque bien es verdad que al ser domingo por la tarde a poca gente le había trastocado algún plan importante, más allá de llegar un poco más tarde al destino. "Los maquinistas tienen que exigir sus derechos de alguna forma. Entonces, pues bueno, si me ha tocado, mala suerte. Entiendo que tienen su derecho a hacer huelga. No me rompe ningún plan, simplemente llegaré más tarde, y la incomodidad del autobús", explicaba Esteban. Beatriz había preguntado "si a mi tren le afectaba la huelga y me habían dicho que no y ahora me encuentro con esto. No sé por qué es la huelga, a mí me fastidia, pero no tengo elementos para opinar". "Al final el tren no ha salido, qué vamos a hacer. La diferencia es un viaje de hora y media a otro de tres. Pero bueno, lo importante es llegar. No sé por qué es la huelga, o sea que no tengo información para opinar, aunque me imagino que cuando la hacen será por algo", explicaba Nuria.