Una veintena de actores, cuatro técnicos y una escenografía con media tonelada de peso son las bases que sostienen "La venganza de don Mendo", la obra de Pedro Muñoz Seco que el director de teatro Adolfo Barrio traerá mañana a Zamora con su compañía, Siglo XIII. El zamorano, afincado en Teruel, ha dejado atrás el traje y la corbata como director del Banco de España para volcarse de lleno en el género del teatro.

-¿Qué peculiaridades tiene esta versión de "La venganza de don Mendo"?

-Están representados los cuarenta personajes a través de veinte actores. Su escenografía es muy especial y gira en torno a un libro de madera de más de 500 kilos con páginas que ilustran cada uno de los cuatro escenarios de la obra. A medida que se va abriendo el libro va cambiando el decorado.

-Trasladar una escenografía de tal envergadura implica una infraestructura complicada...

-Y tanto. Hay que hacerlo con un camión para que puedan tener cabida todas las piezas. Y no solo eso, acceder hasta el Teatro Principal es complicado, hay que hacerlo con el camión marcha atrás a través del Riego.

-El decorado lleva la firma de los estudiantes de Bellas Artes de Teruel, donde usted reside. ¿Cómo se gestó la colaboración?

-Surgió hace un tiempo con la contribución de una treintena de estudiantes a los que les di vía libre para que experimentaran y fuesen creativos. Son escenas con cierta gracia y con vínculos con la actualidad, por ejemplo, la puesta en escena de un personaje de la Guerra de las Galaxias, un calendario de camioneros, un teléfono de última generación o el símbolo de whatssap. Los chicos tardaron año y medio en diseñar y construir la escenografía y toda la infraestructura, que fue lo que más costó.

-El género ha emprendido una fase de economía de recursos. Sin embargo, este proyecto parece ir a contracorriente...

-Totalmente de acuerdo. En una época donde todas las obras son minimalistas y con muy poco decorado, yo he ido a contracorriente y he hecho todo lo contrario: un gran escenario y 24 personas trabajando, con todo lo que ello implica. La obra se estrenó en Teruel hace dos años y, desde entonces, ha girado por las comunidades de Aragón, Valencia y, de Castilla y León, Burgos y ahora Zamora.

-¿Qué supone para un zamorano actuar en su tierra?

-Supone el culmen de un montón de cosas... de volver a mi Zamora, de llevar mi nueva profesión a los zamoranos, de ver a mis amigos... Mis antiguos compañeros celebraron hace unos días el 50 aniversario de la promoción de 1966 en el instituto Claudio Moyano.

-Usted es un zamorano de la diáspora. ¿Mantiene relación con Zamora?

-Mi relación con mi ciudad continúa siempre, vengo a menudo. En Zamora viven mi madre, mi hermana y mis sobrinos. Es cierto que voy por la calle y ya no me conoce nadie, cosa que no me pasa en Teruel, que soy una persona pública.

-Ha sido siempre un hombre de banca. ¿Cómo acabó en Teruel y por qué dio un giro así su vida?

-Yo aprobé mis oposiciones en Zamora, pero por motivos de enfermedad perdí mi plaza y me destinaron a Palencia con 20 años. Sin embargo, necesitaban gente para Madrid y allí fue donde hice un curso de jefes. Volví a Palencia y allí me nombran director del Banco de España de Teruel, en el año 1991. Llegué a esa ciudad odiándola y al final los amigos y la gente te hacen cambiar de opinión. Cuando me prejubilaron, me dio por el teatro porque la verdad que yo nunca tuve una vocación.

-¿Nunca se imaginó de director teatral?

-¡Qué va! Yo ahora soy director, guionista, iluminador, actor... pero no ha surgido de la nada, me he formado. Siempre me gustó como espectador, eso es cierto, pero nada más. Fui conociendo a gente vinculada al teatro y haciendo de suplente cuando faltaban actores para ensayar y así nació todo.

-¿Echa de menos ser un hombre de banca?

-En absoluto. No hay nada que ame más que la libertad y creo que ahora sería imposible someterme a un horario.

-Usted se postuló también como alternativa a la presidencia de la CEOE en Teruel. ¿No hubo suerte?

-Nos arrasaron. Quería cambiar las cosas y me presenté por los autónomos pero no fue posible. Ante determinados poderes no hay nada que hacer.

-Zamora y Teruel son dos ciudades con características similares a priori por su escasa población y un desarrollo económico limitado. ¿Establece comparaciones?

-No muchas porque, en realidad, Teruel es la mitad de Zamora. En realidad yo noto diferencias. Por ejemplo, en Zamora está la gente más hospitalaria de toda Castilla y León, pero en Teruel los vecinos son muy participativos para todo.