El escritor José Manuel de la Huerga presenta la próxima semana en el seno de la Feria del Libro su novela "Pasos en la piedra", ambientada en parte en la ciudad de Zamora.

-¿Cómo comenzó a escribir?

-Desde niño he tenido el impulso de escribir, comencé con la poesía y sigo con ella. Entiendo la escritura como la otra cara que es una moneda que es la lectura y la escritura. Creo que el trabajo que la sociedad espera de mí, la sociedad que a mí me ha formado, es que le devuelva la recepción que hago de la literatura. Tengo dos maneras de devolver el pensamiento, a través de la docencia en mis clases de literatura, y a través de la suerte de que editen poesía y novela.

-Acaba de publicar "Pasos en la piedra", una novela ambienta en Zamora.

-Mi padre era un apasionado cofrade en nuestro pueblo y en Valladolid. No era un cofrade excluyente y me llevaba de viaje a distintas Semana Santas, de hecho yo conozco las procesiones de Zamora desde niño. La Pasión es una fiesta en la que gente que se disfraza y sale a representar un teatro hermosísimo. Mi Barrio de Piedra tiene mucho de Zamora, incluso menciono la calle Balborraz, la calle más hermosa entorno al Duero para la escenografía que yo planteo. Además también está presente el desenclavo de Bercianos de Aliste, una ceremonia bellísima a la que he acudido en varias ocasiones y la he incluido en el Viernes Santo.

-¿Qué le mueve a ambientar la trama en la Pasión?

-Parto de la idea de amor a la Semana Santa mesetaria pero dentro del mundo de las cofradías y de la iglesia hay muchas tiranteces para robarse ellos la exclusividad de algo y me parece que la historia de la Pasión de Cristo es civilizadora y de reconciliación. Desde mi posición agnóstica hago una radiografía de la situación existente en el año 1977 cuando se legalizó el PCE. En ese momento yo vivía en León y luego pase a Valladolid, unas ciudades que tienen una doble cara, por un lado la solidaridad por parte de todo el mundo, nadie se muere solo en una pequeña ciudad como Zamora, pero también tiene su contrapartida, su peaje que pagar, todo el mundo interfiere en la vida privada de todo el mundo. Esa idea de ciudad a veces asfixiante y a veces gris me interesaba aunque también presento ambiente de frescura. Presento la pasión de la Semana Santa, la pasión de un profesor de instituto que lleva 50 años buscando un pájaro singular, la pasión de una pareja de jóvenes que descubren el amor. También he creado un teólogo renovador que realiza una relectura de la Pasión en una comunidad cercana a la teología de la liberación.

-Incluye un personaje curioso un alemán que no habla nada de castellano pero que quiere conocer las costumbres y uno inspirado en Claudio Rodríguez.

-La incursión del joven alemán es una estrategia para dar a conocer cómo nuestras costumbres trasladadas a otra civilización pueden parecer barbaridades, mientras que el personaje de homenaje a Claudio Rodríguez, un gran poeta en lengua castellana, se llama Claudio Pino y es un poeta eremita que busca la belleza y que vive en una isla del río.

-Lo más difícil de la novela ¿qué ha sido?

-Encontrar un contrapunto a una historia que ya es oficial, encontrar mi punto de vista. Cuando uno se pone a contar algo sobre Semana Santa, por mucho que te guste y de que sea hermoso, en la página 50 te puedes quedar ya, había que darle una perspectiva nueva. De ahí el personaje alemán que mira con unos ojos vírgenes una ceremonia que es sangrante, pero que le resulta curiosa y donde toda una comunidad se implica, donde casi no hay público porque la comunidad celebra y participa en la fiesta, me parecía interesante. Además quería dar una lectura nueva contando que "Pasos en la piedra", son los pasos en esa ciudad en 1977 van dando en busca de un paraíso, en el caso del cofrade que sus procesiones salgan hermosas, mientras que otros personajes celebran el plenilunio de otras maneras. La Semana Santa me sirve para presentar cómo viven esos días al margen de los desfiles y al final se levanta una ciudad, en el año 77, que añora el momento de la libertad y donde los poderes tienen miedo ante lo que se les viene encima que no saben cómo gestionarlo.

-Presenta la novela en la Feria del Libro en Zamora acompañado por Horacio Calles.

-La ciudad de Zamora está muy presente en la novela por lo que era cita obligada y porque mis dos referencias narrativas importantes para mí y para este texto son dos zamorano-leoneses Antonio Pereira, el padre del cuento de postguerra con "Las ciudades de poniente" y que de vivir este autor me encantaría que colocara barrio de Piedra en uno de sus relatos, y "Calle Feria", que es la gran novela de los finales del siglo XX que se escribe sobre una ciudad de provincias y que Tomás Sánchez Santiago describe como nadie. La he presentado en León, Medina de Rioseco y Valladolid pero lo que espero es la segunda parte, la actividad con los clubes de lectura porque me apasiona encontrarme con los lectores.

-¿Por qué?

-Porque me recuerda la soledad ilusionada del escritor. Cuando hay un lector que te mira a los ojos y te dice que se ve reflejado en tu novela o que te dice que alguna parte la habría escrito de otra manera es maravilloso. El lector es el que completa una obra.