Compromiso, transparencia, altruismo y corazón. Son los mimbres que construyen la nueva ONG La Solidaria, volcada en un negocio altruista en forma de quiosco cuyos beneficios irán destinados íntegramente a fines sociales, con la futura creación de un comedor social o una casa de acogida. Carla Jiménez y David León, un matrimonio zamorano, son los impulsores de esta iniciativa materializada en la calle Víctor Gallego de la capital y que nace con la ambición de crecer a largo plazo para abrir nuevos negocios sin ánimo de lucro.

El proyecto, pionero en la provincia y que imita modelos asentados en ciudades del norte del país, llama la atención de muchos: "¿Montar un negocio, explotarlo y pasar horas de trabajo para dar los beneficios a otros?", se preguntan algunos entre un mar de dudas. La respuesta es clara: "Sí, trabajar para ayudar a los demás, ¿por qué extraña tanto?", explican los promotores. La ONG creada para tal fin sigue un modelo alternativo y diferente que persigue autofinanciarse "a través de un negocio social al 100% que destina todos sus ingresos a la obra social zamorana".

La transparencia es la obsesión de David León, economista de profesión y director de una entidad bancaria. "Gracias a una web que nos ha ofrecido una persona con carácter desinteresado publicaremos cada mes el beneficio real y dónde se va a destinar el dinero para demostrar que nadie se queda nada entre las manos".

La idea es crecer para así "ayudar más" y, para ello, tienen previsto una futura contratación de un trabajador con escasos recursos y sin ningún tipo de prestación para ampliar así la cadena de ayuda. En el momento actual, contratan a una persona en situación económica complicada para dar el primer paso.

"Yo tengo trabajo y con mi sueldo nos da para vivir, así que estamos llenos de amor, pasión, compromiso y solidaridad porque no queremos ver a ni un solo zamorano sin techo, pasando hambre o frío", explica León. La ayuda es fácil: "Solo tienen que venir a comprar aquí y el dinero ya será solidario", plantea.

Este afán de ayuda al prójimo fue lo que llevó al matrimonio a dar este paso. "Está muy bien mandar dinero fuera, nosotros lo hacemos colaborando con otras ONG, pero aquí hay mucha necesidad y duele verlo, hay que ayudar", explica Carla Jiménez, muy orgullosa de su tienda.

La respuesta de los zamoranos no les ha decepcionado. Aunque reconocen que "muchos nos miran con cierta incredulidad cuando le contamos el proyecto", la mayoría de la gente "se alegra de colaborar con nosotros sin siquiera ser conscientes". Se trata de socios sin nombre, ayudantes anónimos que "se convierten en parte de nuestra ONG solo por venir a comprar", explican los jóvenes zamoranos, muy satisfechos de su labor.

A su juicio, "que a día de hoy la gente pase hambre es algo vergonzoso que nuestras conciencias no pueden permitir". Aspiran a que "ni una sola persona se vea mendigando por la calle, cueste el esfuerzo que cueste". Para ello, tienen en mente esa casa de acogida "con duchas, cocina, literas, un comedor y un lugar para niños", explican, conscientes de que el proyecto no podrá materializarse a corto plazo.

Por el momento, quieren afrontar el reto por sí mismos, con la ayuda de la gente y sin subvenciones institucionales. Su fin último es "ser útiles en una sociedad en la que parece que cada uno mira para lo suyo sin ver lo que tiene al lado", con la pretensión de "contagiar" este sentimiento a la sociedad zamorana. Un nuevo modelo de emprendedurismo sin lucro material que genera más riqueza social que ningún otro.