Son establecimientos comerciales y hosteleros, llevan entre dos y cuatro décadas dedicados al servicio en el barrio y solo piden un trato justo que les permita continuar con la actividad. Los negocios situados en los edificios de la avenida de la Feria que el Ayuntamiento de Zamora quiere expropiar están a la expectativa de lo que pueda acontecer tras el anuncio del pasado martes. "Aún no hay nada" es la frase que repiten todos y cada uno de ellos. Lo cierto es que, pese a la llamada que Francisco Guarido ha realizado a cada uno de los propietarios localizables, las negociaciones todavía no han dado comienzo, por lo que la incertidumbre reina sobre lo que pueda acontecer en la zona.

"Son tantos años con la misma historia que a una le cansa ya la situación...", analiza una propietaria que mantiene actividad comercial en una de las edificaciones de la avenida de la Feria. Tras 25 años de negocio en el mismo lugar, con tres generaciones dedicadas al mismo oficio, la dueña de este establecimiento propone una única cosa al Ayuntamiento de Zamora: un trato justo.

El pasado martes, Francisco Guarido aseguraba que estos bloques se tasarían en función de lo establecido hace años por la Comisión Territorial de Valoración de la Junta de Castilla y León para el edificio situado en el número 11 de la avenida de la Feria, expropiado forzosamente por el Ayuntamiento tras sentencia judicial y cuyo único criterio de valoración fue la antigüedad. Una premisa que habrá de negociarse con los propietarios. "Lo que yo pido es que mi tienda valga lo mismo que lo que valdría en la acera de enfrente", apunta.

Tras dos décadas y media de actividad, esta propietaria analiza su situación: un negocio que funciona bien, una clientela fija del barrio, otros tantos clientes que vienen expresamente de pueblos de la provincia y aparcan en la amplia zona existente, además de un establecimiento en perfecto cumplimiento de la legalidad vigente. "Si finalmente me tengo que ir de aquí, me gustaría quedarme en el barrio por estas razones. Pero para eso hay dos opciones: o que me den otro local, o que me den el dinero suficiente para comprar un nuevo local", explica.

La incertidumbre en la zona es prácticamente total, porque apenas han recibido una llamada del Ayuntamiento antes de que éste anunciara la intención de materializar esa macroexpropiación. Una cuestión por la cual los propietarios prefieren no avanzar palabras sobre el tema antes de sentarse y negociar con el Consistorio, que ya ha manifestado el carácter voluntario de la operación. Pero hay locales que ni si quiera han recibido llamada alguna, puesto que están en régimen de arrendamiento y el equipo de Gobierno trata exclusivamente con los propietarios.

Uno de estos casos es el de un establecimiento que lleva cuarenta años dedicados al negocio en el mismo lugar y sobre el que pesa esa "incertidumbre total", según expresa el regente del negocio. Como ocurre en varios de los edificios de la zona, el paso del tiempo ha hecho que los pisos y locales sean heredados y esos herederos se encuentren fuera de Zamora, por lo que localizarlos está siendo más difícil, tal y como avanzó Guarido. "Si me dicen que me vaya, me tendré que ir. No puedo hacer otra cosa porque no soy propietario. No sé lo que querrán hacer conmigo", apunta.

Si finalmente los edificios son derribados, los escombros se llevarán consigo pisos vacíos, pero también varias décadas de negocios dedicados a darle vida y servicios a esta zona de Zamora.