Luis Díaz González de Viana ha obtenido el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades, en su edición correspondiente a 2015. El jurado ha acordado por unanimidad, concederle este galardón "por ser uno de los más prestigiosos investigadores sobre antropología y etnografía a nivel nacional y, al mismo tiempo, pionero en los estudios sobre estas mismas materias en Castilla y León".

Miembro de los más importantes organismos y comités científicos de su especialidad, su trabajo es igualmente reconocido en destacados centros extranjeros, y es especialmente relevante para conocer la realidad social y cultural de Castilla y León, así como para poner de relieve los valores de su cultura popular y tradicional.

En la remota República de Cabo Verde, frente a las costas de Senegal y en pleno océano Atlántico, recibió el etnógrafo zamorano la llamada de la consejera de Cultura y Turismo, María Josefa García Cirac, para comunicarle el premio, según informa la agencia Ical. Allí se encuentra estos días impartiendo un seminario dentro de un Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de Mindelo, que ha puesto en marcha esa institución junto con la Universidad de Valladolid.

Mientras realiza "una labor antropológicamente fascinante que es siembra para el futuro" en el país africano, confiesa que sintió "mucha alegría" al conocer la noticia, y "una ilusión que tiene mucho de satisfacción compartida" con cuantos desde hace tiempo le apoyan y reconocen su esfuerzo "en el campo académico pero también en el de la transferencia o divulgación científica".

"La ciencia debe servir tanto o más que para aportar conocimientos, para mejorar en lo posible la sociedad", recalca Díaz Viana, que subraya en declaraciones a Ical su reivindicación del "potencial de la antropología como disciplina que participa de un proyecto positivamente humanizador".

El Premio Castilla y León de Ciencias Sociales es, para él, un nuevo acicate para seguir dedicándose en cuerpo y alma a un trabajo que le "apasiona cada día", y reconoce que contribuye a que se sienta "un poco más" profeta en su tierra. "Cuando da la sensación de que eres más reconocido y tenido en cuenta fuera que en tu tierra a veces dan ganas de deprimirse pero nunca he caído en eso, quizá porque tampoco me doy tanta importancia", señala.