Si tiene que pedirle algo a la vida a sus 106 años... lo tiene muy claro: ¡Que vengan muchos más! Así de optimista es Luciano Leal, un zamorano nacido en el Cubo del Vino que ayer celebró junto a su familia y compañeros de residencia San Gregorio que la vida le regalaba un año más. Tras más de 80 años viviendo en la capital, no olvida a su pueblo natal. "Yo soy de El Cubo", dice orgulloso, con su gorra gris a juego con su chaqueta y acompañado de su hija, Paulina Leal, a la que besa como si fuera una niña. Junto a ella, sus dos nietas y sus tres biznietas son su mejor legado.

Rodeado siempre de mujeres -nunca tuvo hijos ni tampoco nietos- sus ojos han visto pasar la guerra, el hambre y la muerte del amor de su vida hace ya quince años, un dolor que le desgarró el alma convirtiéndole en un hombre sin su mitad. "Lo pasó muy mal, llevaban toda una vida juntos y estaban muy unidos, pensábamos que le iba a pasar factura pero mira, aquí lo tienes, con 106 años", explica Paulina Leal mientras recuerda el episodio de la muerte de su madre. Sin embargo, Luciano también ha vivido alegrías, -"y muchas"-, sobre todo, junto a su familia y seres queridos. "Ha sido muy buen padre, muy buen hombre y todo un trabajador, siempre activo, sin parar", explica su hija mientras le acompaña con su andador para que estire las piernas y estimule su circulación.

El campo y la albañilería han sido las dos profesiones con las que sacó adelante a su familia. "Ahora ya no se trabaja como antes", cuenta. Se le escapa algún "¡coño!" de vez en cuando con un salero que deja ver que Luciano ha sido un hombre bonachón, tenaz y con personalidad. De carácter jovial y muy alegre, es bromista y aunque le cuesta oír con claridad, aprovecha cuando puede para "meter baza" y expresar su opinión.

Baile, chocolate, regalos y, sobre todo, cariño, han servido para celebrar los 106 del zamorano en la residencia de San Gregorio de la capital, donde vive desde hace más de tres años a consecuencia de una caída que le provocó la rotura de la cadera. "Necesita gimnasia y ejercicio, y eso en casa no se lo podemos dar", explica su hija.

Se permite, incluso, patentar consejos para las futuras generaciones. "Que corran", dice, "que hagan deporte", porque "ahora trabajar... se trabaja menos", deja caer sin pelos en la lengua. Y sobre todo, que expriman la vida, que solo hay una, aunque para algunos sea larga y fructífera.