Se confiesa enamorada de la Semana Santa de la ciudad, "a la que he tenido la suerte de acudir en dos ocasiones", subraya. "Es una de las más preciosas", sentencia. La periodista madrileña confiesa "no estar acostumbrada" a la iconografía de la Pasión en España, "porque siempre me ha tocado vivir la de Roma, por trabajo", explica. De este modo, los solemnes pasos, los cofrades encapuchados, las mujeres con mantilla y portando velas o las procesiones de horas por la calle no estaban en su retina antes de ser invitada a vivir la Semana Santa zamorana. Por su parte, la de la capital italiana es totalmente diferente. "Allí está centrada en los pactos de la pasión de Cristo, pero siempre de la mano del papa. Por ejemplo, el Jueves Santo está la misa crismal por la mañana, en la Basílica de San Pedro. Y por la tarde se hace el lavatorio de pies, que Francisco I lo ha ido cambiando de escenario, primero en una cárcel de menores, luego en una residencia de discapacitados y este año en un centro de refugiados", enumera.