"Yo no he estado presente en ese delito y no quiero pagar por algo que no he hecho". La última palabra de uno de los acusados tras un juicio por un delito de robo sirvió para corroborar que la defensa de su inocencia era firme. El joven, actualmente en prisión en la cárcel de Topas por otra causa, estaba acusado, junto con un amigo, de haber perpetrado un robo hace ya año y medio. Fue precisamente este compañero quien le acusó de ser coautor del delito. La palabra de uno contra la del otro.

Su abogado también solicitó la libre absolución en el informe final. "No existen pruebas de cargo", apuntó en su alegato. De los tres testigos que declararon durante el juicio "ninguno ofrece datos para condenar a mi patrocinado", añadió.

Según el letrado, la reacción del otro implicado, amigo de su defendido, fue "instintiva", al considerar "que si echaba las culpas también a otra persona, la culpa se podría dividir".

Por último, además de que en la propiedad de su cliente no se encontró ninguno de los objetos robados, el abogado recordó que el joven es de sobra conocido en los juzgados por anteriores delitos "y siempre se ha conformado con los hechos, pero no en esta ocasión, porque es inocente. Si no fuera así, no se arriesgaría a ser condenado a tres años de prisión. Además, en este asunto hay suficientes pruebas para absolverlo", indicó para finalizar.

Por su parte, en su informe final la fiscal mantuvo la petición de condena porque aseguró que existían pruebas de cargo. "Ha tenido una actitud evasiva en todo momento. Se negó a declarar en la fase de instrucción y durante el juicio aseguró que no recordaba dónde estaba el día de los hechos", explicó. Sobre la acusación de su amigo, el Ministerio Fiscal lo justifica en que "si son amigos como se ha mencionado, no habría dicho tal cosa si los hechos no fueran ciertos", subrayó.

Los hechos se remontan a septiembre de 2014, cuando, según el escrito de acusación, los detenidos accedieron al anexo de una bodega de Entrala a través de una de las ventanas, por lo que tuvieron que forzar y romper una de las rejas. De allí sustrajeron diversas herramientas -desde un generador de corriente hasta una desbrozadora o una radial- por un valor total de 1.581 euros.

Según el atestado, todos los efectos robados en esa ocasión se llevaron a un lagar al que no se le daba uso y en el que los agentes encontraron también instrumentos de anteriores robos.

Esta operación se enmarca después de que los agentes de la Guardia Civil tuvieran conocimiento de la comisión de varios hechos delictivos contra la propiedad perpertrados en ese mes en las localidades de Entrala, Tardobispo y la capital.

Como consecuencia de las investigaciones se procedió a la detención del joven, vecino de El Perdigón, que ya había sido detenido en ocasiones anteriores por hechos similares, la última vez en mayo. Además, se procedió a arrestar a otras tres personas, uno de ellos menor de edad. A todos ellos se les imputaron dos robos en viviendas destinadas a segunda residencia en Entrala, un robo en una nave agrícola , otro en una explotación ganadera sin animales y en un local anexo a una vivienda, en la misma localidad, además de una falta de hurto en una nave de cosméticos en Tardobispo y el robo de un ciclomotor en la capital.

Del registro practicado en el lagar se procedió a la incautación y posterior devolución a sus legítimos propietarios, de diverso material que se encontraba en su interior.

El acusado que se conformó con los hechos narrados confesó esta acción tanto en sede policial como luego en la fase de instrucción, por lo que la condena se reduce a un año de prisión, tras haber llegado a conformidad fiscalía y defensa. Una actitud que no tuvo su amigo, razón por la que la fiscal de penal solicita tres años de cárcel por el delito de robo.