Ángel Gangoso es el nuevo director de Seguros de Caja Rural de Zamora, donde llega procedente de Mapfre.

-¿Cómo ha sido el salto a la Caja Rural?

-Es como cuando te van a buscar a casa. Manuel Rodríguez, mi antecesor, decidió dejar la Caja por otro proyecto privado y personal, fue a hablar conmigo y me encajó este proyecto. Es un enfoque diferente aunque en el mismo área de seguros.

-¿Que diferencia puede haber entre trabajar en una empresa u otra?

-La primera diferencia es el tamaño, no por si mismo, sino por el tipo de trato con el cliente. No te tratan lo mismo en unos grandes almacenes que en el comercio zamorano tradicional. Y no digo que te traten mal, pero la cercanía al cliente es diferente. Es mucho más personal el trato.

-¿La Caja Rural tiene su propio grupo asegurador o trabaja con otra compañía?

-RGA es la compañía de seguros propiedad de las cajas rurales y ofrecemos toda la gama de productos del mercado asegurador. Bien es cierto que también tenemos una característica importante y es que cuando por actividad, por tamaño u otras causas el riesgo no encaja en nuestra compañía tenemos la facultad de actuar como correduría de seguros y ofertar los de otras compañías. Tenemos las dos áreas de negocio perfectamente estructuradas.

-El sector del seguro es uno de los que registra una mayor competencia.

-Por supuesto, la crisis nos ha apretado las tuercas en todos los sentidos. Primero, ha habido una evolución del cliente, cosa que yo profesionalmente agradezco mucho, porque trabajamos con clientes mucho más informados que hace unos años, mucho más puestos en lo que entra y no entra en un seguro. Por otra parte el cliente tiene una facilidad enorme para acceder a varios proyectos en distintos portales de Internet, y eso nos ha hecho a las compañías de seguros espabilar mucho. Y la otra vertiente es que la crisis nos ha hecho ajustar mucho las primas, porque la competencia es muy importante en nuestro sector.

-¿Que factores hemos de tener en cuenta como clientes a la hora de contratar un seguro?. Porque muchas veces nos fijamos sobre todo en el precio y no sé si éste es el elemento fundamental.

-Depende mucho de la necesidad que yo, como cliente, sienta, lo que yo vea, y después influye tener un profesional que me indique. Y me diga por ejemplo, muy bien esta es la necesidad, pero yo te voy a hacer ver también otras necesidades en las que a lo mejor no has caído, pero las tienes igual. Depende mucho del ramo del seguro que estemos hablando, pero fundamentalmente es eso.

-¿Está en contra por tanto de que se contraten los seguros por Internet?

-No estoy en contra de la comercialización de seguros por Internet, esto es imparable y es así, pero sabemos que por este canal los productos están estandarizados, son planos. No pasa tanto en otros ramos, pero en el seguro del automóvil, por ejemplo, la gente piensa que como es obligatorio es el mismo en todas las compañías y es radicalmente lo contrario, te pueden ofrecer servicios muy diferentes de una a otra. ¿Qué hacen las compañías de Internet que no tienen ese componente personal que tenemos el resto, que estamos en la calle? Pues que te lo estandarizan, te lo paquetizan y te lo venden. A un precio más barato, evidentemente, porque el ahorro de costes es muy importante, pero es importante el trato personal y poder decirle a alguien lo que tu necesitas realmente, dejarte aconsejar sobre aspectos sobre los que no habías caído o incluso quejarte si te han tratado mal.

-El del automóvil es un seguro obligatorio, pero hay otros que no. ¿Tenemos suficiente cultura de seguro o todavía en muchos aspectos ni pensamos en ello?

-Efectivamente, en esto influye mucho la cultura de país. En el ámbito anglosajón está más que superado. No hay ni un norteamericano que no tenga seguro de vida, es implanteable. O el seguro de salud, para ellos es fundamental también. En otros ámbitos, en el empresarial, por ejemplo, no es obligatorio un seguro de mi actividad económica, pero si ocurre algo me lleva a la ruina directamente, entonces si que vamos entrando en esa dinámica de reconocer mi necesidad aseguradora pero todavía nos queda camino por recorrer.

-O sea, que no vemos la necesidad del seguro.

-Yo oigo frases a clientes como por ejemplo "si no me obligasen, ni haría el seguro del coche". Y lo les digo, ya pero no te has planteado lo que puede venir después, por ejemplo si atropellas a un peatón. Yo recuerdo otro seguro obligatorio que por desgracia y por la crisis está en desuso el de garantía decenal, que asegura la estructura de los edificios. He oído frases de promotores que eran los obligados a suscribirlos como que eso era un impuesto revolucionario. Ya, casi no hay siniestros de este tipo, pero lo que hay son gordísimos. La vivienda bien, el auto es obligatorio, la empresita es casi obligatorio, pero poco a poco vamos entendiendo a nivel general que también son necesarios los seguros que se refieren a personas, como los de vida e incluso planes de ahorro o de pensiones. Es decir, algo que vaya en mí beneficio personal, no tanto de lo que tengo, eso está tendiendo a aumentar.