El júbilo y la alegría que camparon a sus anchas desde el pasado viernes por las calles de la ciudad dieron paso ayer al luto y a la austeridad con la llegada de la Cuaresma.

Don Carnal, interpretado por Israel Tascón, lanzaba sus últimos mensajes a los zamoranos, delante del Ayuntamiento, para seguir en el jolgorio y comiendo cocino o tocino como los días previos en un espectáculo, organizado por Capitonis Durii donde la música tuvo gran protagonismo. De manera paralela doña Cuaresma, a la que daba vida Eva Gómez, pedía a los zamoranos austeridad y ayuno en su recorrido desde Príncipe de Asturias.

En esta ocasión la dama, precedida de los integrantes de la banda de cornetas y tambores Ciudad de Zamora, de luto riguroso, y escoltada por una treintena de plañideras, iba montaba en una carroza creada por el joven Francisco Javier García. En la plataforma de más de dos metros de largo el estudiante de la Escuela de Arte y Superior de Diseño situó dos lápidas, una de ellas decimonónica y muy oxidada. A continuación se hallaba la figura de una figura de la muerte más espectral que apuntaba con su mano hacia un ataúd vacío y enlazaba con las puertas del infierno y con doña Cuaresma, mientras que en la parte final de la carroza se encontraba la sardina, con dos correligionarios de Cuaresma.

El mal y el bien se enzarzaron en una guerra dialéctica, recitando versos actualizados del Arcipreste de Hita, al tiempo que sus ayudantes, que estrenaban atuendo, se batían ante los ojos de cientos de zamoranos. Con la victoria de doña Cuaresma y la quema de la sardina, de más de dos metros de largo y 60 centímetros de diámetro hecha en polietileno y tratada con diversas capas de pintura acrílica, concluyó el carnaval.