"Sin abogados libres no puede haber leyes ni justicia, de ahí la importancia de su función", que no es otra que "proteger los derechos y libertades de los ciudadanos". El decano del Colegio de Abogados, Norberto Martín Anero, hizo ayer una defensa a ultranza de la profesión, de cuyo peso deja constancia la Constitución Española, "que cita en cuatro ocasiones a la Abogacía", dijo. La reflexión le sirvió de contrapunto a los "ataques a despachos de abogados" que vendrían de la Ley de Cologios Profesionales, en suspenso por el Gobierno del PP y que podría volver a primera línea. La Abogacía "debe ser amparada y protegida", advirtió.

Otra de las reivindicaciones se centró en la mejora, con una mayor dotación económica, del turno de oficio, la justicia gratuita, "que tan poca sensibilidad y poco respeto" despierta en la Administración, como demuestra el hecho de que destine un presupuesto escaso a cubrir esta función, una actitud "criticable". El decano volvió a recordar la encomiable labor que desarrollan los abogados en defensa, en este caso, de los derechos de los ciudadanos con menos recursos económicos a través del turno de oficio, "un modelo de referencia", que los abogados atienden "a cambio de cantidades irrisorias, impensables en otras actividades" profesionales.

Dijo confiar en que el proyecto de Ley del Derecho de Defensa, que está en estudio y que regulará la asistencia de justicia gratuita, dé un paso adelante en ese avance con el incremento de las remuneraciones que perciben los abogados de oficio. Tras referirse a las dificultades vividas por la profesión en los últimos años, "marcados por la profunda crisis económica, Norberto Martín incidió en el papel "clave" que los abogados desempeñan "en el organigrama judicial", como institución que aproxima la justicia al ciudadano, abundó en su discurso en la festividad de su patrón, San Ildefonso, celebrada en la Audiencia Provincial.

Por último, recordó al colectivo que "somos una fuerza poderosa cuando nos unimos", como se demostró cuando se enfrentó a lo que denominó "serias amenazas, como la lucha frente a las tasas y la supresión de los partidos judiciales". En el acto, en el que se incorporaron al Colegio dos nuevos abogados, se impuso la insignia de plata a diez colegiados por sus 25 años de ejercicio: María Jesús Porto Urueña, José Luis Celemín Santos, Marta Rodríguez Valdesogo, Eloy Sampedro Bañado, Camilo Hernando Sanz, María Pilar Pérez Melón, Miguel Gómez de Liaño y Botella (ausente), María Paloma Prieto Sánchez, María José León Rodríguez y Santiago José Vidales García.

En nombre de estos tomó la palabra Rodríguez Valdesogo que, con voz entrecortada por el emotivo momento, hizo un recorrido por el gran avance tecnológico que ha revolucionado el sistema de trabajo, de la mano de Internet, para incidir en lo esencial: el compañerismo y la ayuda mutua. Todo en medio del caos de las reformas legislativas, "no queda ninguna de las de hace 25 años". Al abogado Valeriano Enríquez Gómez se la impuso la insignia de oro por sus 50 años de colegiado, recogida por su hija.