Calles anegadas, charcos semejantes a pequeños lagos, campos inundados, arroyos desbordados, cascadas donde había escalones... Son las consecuencias de la incesante lluvia que ha caído en Zamora durante las últimas horas. Mientras diferentes pueblos de la provincia veían como el cauce de sus ríos se hacía pequeño para abarcar tanta agua, la capital recibía también la cara amarga de las precipitaciones en forma de complicaciones para vecinos, viandantes y conductores. Y es que no solo la lluvia complicó el transcurrir del día en la jornada de ayer, sino que los fuertes vientos trajeron consigo más de un disgusto a los zamoranos.

Los barrios de Olivares y Carrascal han sido, como ocurre habitualmente, los más agraviados por las fuertes precipitaciones acaecidas en las últimas horas. En la margen derecha del Duero, los vecinos de la zona contemplaron desde por la mañana cómo el arroyo de Valderrey se desbordaba por segunda vez en apenas cuatro días. La calle de los Caballeros se sumergió bajo las aguas llegadas por el estrecho cauce y el emblemático Campo de la Verdad quedó prácticamente oculto al conseguir el arroyo saltar en forma de cascada hasta esta histórica zona de la ciudad.

En Carrascal, los problemas llegaron a través de la carretera y los caminos adyacentes, que se vieron afectados por las lluvias hasta convertirse en una sucesión de pequeños charcos que ponían en serias dificultades a los conductores que debían pasar por allí.

La consecuencia del temporal en el Duero a su paso por la capital ha sido el incremento del caudal de 165 a 268 metros cúbicos. Esto ha provocado que los paseos en ambas márgenes del cauce hayan quedado anegados por tramos.

La situación obligó a los bomberos a actuar durante todo el día en inundaciones como en la perrera municipal o el barrio de Olivares y a intervenir en desprendimientos de cascotes en Ursicino Álvarez y Plaza Mayor.