Un traje de neopreno, unas aletas y la voluntad de ayudar a salvar la vida a quienes huyen de la guerra. Esos han sido los medios con los que el bombero del Ayuntamiento de Zamora, José Luis Calleja, ha permanecido 18 días en la isla de Lesbos, en Grecia, donde cada día desembarcan 1.800 refugiados sirios que buscan alejarse del horror. Acaba de regresar a España y su relato es desgarrador. Barcas a la deriva, niños saltando por la borda, personas mayores desorientadas... La ONG G-Fire de bomberos de Castilla y León se ha establecido en la zona por turnos para tratar de aportar su granito de arena a un problema "para el que existe difícil solución". Calleja ha sido el primer zamorano en unirse a la expedición, aunque está previsto que en el mes de febrero acudan cuatro miembros más del Cuerpo Municipal.

Con el objetivo de intentar hacer más segura la llegada de los refugiados sirios a Europa, el pasado mes de febrero se fundó la ONG G-Fire de bomberos de Castilla y León. El objetivo: establecer una base de cuatro miembros permanentes por turnos de quince días para ayudar a desembarcar en las playas de la isla de Lesbos. Con esta intención, el pasado 16 de febrero, el bombero zamorano José Luis Calleja aterrizó en Grecia, donde ha pasado las navidades hasta el día 3 de enero. "No somos héroes. Nuestro trabajo es hacer que las barcas lleguen a tierra de la manera más segura posible, por las playas", asegura el profesional.

La experiencia, afirma Calleja, ha sido dura. "Los turnos se hacen largos y el frío te consume", indica. Para evitar peligros, se han puesto unos límites. "Acnur, que es quien gestiona los trabajos, nos ha asignado un terreno acantilado entre dos playas. Hay una línea de boyas que nos hemos marcado como límite y desde ahí trabajamos. Lo agresivo de esta zona hace que nuestro trabajo sea de rescate puro y duro. Pero hemos conseguido algo que no queríamos ni en pintura, que era no tener que decidir a quién sacar del agua", expresa Calleja.