La pérdida de casi dos mil habitantes en un solo año en la provincia de Zamora, detectada por los datos del padrón ha afectado de forma muy diferente a un tipo de localidades que a otras, y resulta llamativo el hecho de que incluso viva más gente en dos tipos de núcleos: los de menos de 101 habitantes y los que se sitúan entre los 500 y los mil.

Parece como si la despoblación, que comenzó azotando sobre todo al mundo rural mientras las grandes localidades aguantaban, e incluso incrementaban vecinos a su costa, hubiera tomado otro cariz, y son los pueblos los que ahora consiguen un cierto repliegue demográfico que las ciudades más grandes de la provincia no consiguen controlar.

De hecho, la mitad de la pérdida de habitantes de la provincia se puede atribuir a solo tres localidades, la capital, Benavente y Toro (1.012 de los 1.996 que se pierden). Aunque también es cierto que prácticamente la mitad de la población provincial está asentada en estos tres núcleos, que suman 91.595 vecinos, mientras el resto se distribuye por 245 localidades.

Y la otra mitad la pierden casi exclusivamente los quince pueblos de entre mil y dos mil habitantes, ya que el otro segmento que baja población en el último año, de 101 a 500, lo hace solo en quince efectivos.

El hecho es que los pueblos de menos de cien habitantes han grado vecinos y tienen 155 más que hace un año y lo mismo ocurre con los de 510 a mil, que tienen 131 más, lo que indicaría que estas localidades más bien de pequeño tamaño están empezando ya a aguantar mejor en cierta medida el declive poblacional.

Cierto que el análisis puede estar sesgado por los efectos estadísticos. Así, por ejemplo, el tramo de localidades entre mil y dos mil habitantes ha perdido una en un año de resultado neto. Bajan de esa categoría Morales de Toro, que pasó de 1.044 habitantes en 2014 a 996; y Monfarracinos, de 1.001 a 992. Pero se incorpora Trabazos, de sube de 984 a 1.002, con lo cual el resultado neto es que hay una localidad más que supera los mil habitantes. Pero un solo pueblo arrastra mucho en negativo a la población de todo el grupo. Esta misma consideración se puede hacer con respecto al grupo de pueblos de 501 a mil habitantes, que son 32, los mismos que durante el pasado año. Este grupo gana 131 habitantes. Es cierto que ha recibido la incorporación de dos pueblos que cayeron del grupo anterior, mientras que solo ha ascendido uno, pero también que se ha ido otro al segmento inferior de los que tienen menos de medio millar de vecinos. Se trata de Castrogonzalo, que pasó de 501 a 491 habitantes. Madridanos, que tenía 500, ya estaba en ese grupo de 101 a medio millar.

Precisamente este último grupo, compuesto por 172 pueblos donde viven 45.252 personas, han perdido habitantes, aunque no demasiados, tan solo 53. En este grupo ha entrado el mencionado Castrogozalo, que llega del tramo superior, pero salen dos,. Villardondiego, que tenía 104 vecinos en 2014 y se queda con 99 en 2015 y Piedrahíta de Castro, que baja de 106 a 93.

Las localidades más pequeñas, de menos de 101 habitantes ven incrementados sus núcleos con dos ayuntamientos más, los mencionados de Villardondiego y Piedrahíta y quizá eso explique que el grupo en su conjunto, formado por 25 localidades, gane 155 personas con respecto a hace un año. Son 1.881 los zamoranos que viven en estas pequeñas localidades.

Solo quedaría por analizar un último grupo, el de los ayuntamientos de entre dos y cinco mil habitantes, pero en Zamora solo está Morales del Vino, un pueblo que desde las épocas del boom inmobiliario está ganando habitantes y se acerca ya a los tres mil.

Si el reparto geográfico de la población está bastante atomizado, si se hace por sexos la cosa está más igualada, ya que de los 183.436 residentes en la provincia 90.888 son hombres mientras 92.548 son mujeres. Ganan ellas, pero por poco.