La donación del arqueólogo Enrique Arnau que trabajó en la provincia, fundamentalmente en Benavente, y que legó su biblioteca de trabajo al Museo de Zamora supone el arranque de la exposición temporal «Íntimamente público. Del entorno privado al Museo de Zamora», donde el espacio cultural da a conocer algunas de las piezas artísticas, documentales o materiales arqueológicos que ha recibido desde su apertura en el año 1998 y que habitualmente el público no puede contemplar, dado que no forman parte del discurso expositivo del Provincial.

La muestra, dividida en varios apartados, comienza con las piezas agrupadas bajo el nombre de «Paisajes privados», donde presentan algunas de las creaciones artísticas entregadas, como una serie de obras donadas por Ana Isabel Almendral, entre las que figura un paisaje urbano de Castilviejo, la primera obra de este artista que tiene el Museo de Zamora. En el cuadro, el que fuera profesor de la Escuela de San Ildefonso, «realiza una reproducción de las paredes donde se ve una evolución casi hacia la abstracción», explica el conservador del museo, Alberto del Olmo.

De Pedro Santos Tuda se exhiben varias piezas donadas por el autor en cumplimiento de una promesa que le hizo a Victoriano Velasco, quien dirigiera el Museo de Bellas Artes, tras exponer en 1946. Un primer trabajo representa una ribera de Sobradillo, donde Santos Tuda demuestra «todo su oficio artístico» y un segundo, datado al inicio de su trayectoria coincidiendo con la época en la que expuso en el centro.

De Marcelino Romero el Museo de Zamora ha seleccionado una obra pictórica, una sanguina, así como varios ejemplos escultóricos donde se da a conocer el mundo que refleja el artista en sus trabajos, donde mezcla y reinterpreta imágenes de la historia del Arte y símbolos.

La exposición se enriquece con la aportación hecha por Carmen Cima Sanz, que entrega tres obras de Gallego Marquina, un paisaje de Sanabria y dos bodegones realizados a finales de los 40, un período del que el Museo de Zamora no tenía producción del artista zamorano. Además gracias a esta entrega y a la de Ana Isabel Almendral «el Museo ha triplicado el número de piezas de Jesús Gallego Marquina», aseguran desde el espacio con sede en el Palacio del Cordón.

La donación de Rosita Huerga, viuda de Patxi Acevedo, permite que el público conozca dos cuadros realizados por el zamorano en los años 60 y a principios de los 70. «Aunque no son obras representativas de la pintura de Acevedo, sí son significativos porque suponen su reencuentro con una vocación en París, lo que supone un cambio en su vida», detallan desde el Provincial.

Otra de las piezas pictóricas exhibidas corresponde a una vista de Zamora, firmada por el recientemente fallecido Alfonso Bartolomé y depositada por Rafael Castro. La obra, realizada de 2008 a 2011, es «una representación totalmente geometrizada con unos colores muy fuertes», pero mantiene todos los elementos representativos de la ciudad, como el río el Puente de Piedra o las aceñas.