Emilio Clavo ha visto la evolución del mundo empresarial desde hace bastantes décadas. Hace aproximadamente dos semanas, la Asociación de Jóvenes Empresarios de Vigo le otorgó su premio honorífico. El presidente de Clavo Congelados suma así otro premio más en reconocimiento a su actividad empresarial, que comenzó en Zamora y que posteriormente se consolidó en tierras gallegas.

-Puede que no sea el premio más importante de su trayectoria empresarial, pero seguro que un reconocimiento de los empresarios encargados de tirar del carro en los próximos años y décadas tiene un plus de "responsabilidad".

-Por supuesto que sí, te hace replantearte la imagen que uno da de sí mismo. Pero ante todo es un halago, un reconocimiento, y más en estos tiempos.

-Parece que los jóvenes toman a Emilio Clavo como imagen del éxito empresarial. ¿Cómo ha evolucionado su empresa desde que la fundó?

-Pues ahora tenemos unos cuatrocientos trabajadores repartidos en las fábricas de Cangas -Pontevedra- y Tordesillas, pero cuando empezamos solo estábamos siete, mis yernos y yo. Yo ya llevaba mis contactos hechos de Zamora y poco a poco fuimos sacando adelante el negocio. Con visión de futuro y con intuición más que con otra cosa. Empezamos con el pescado, pero vimos que eso tenía poco recorrido y que había que incluir, a mayores, otros productos. Entonces empezamos con pollo, ovino y a investigar en platos preparados y semiterminados. Hoy en día tenemos nuestra propia línea de conservas cárnicas y una gama bastante amplia de productos terminados.

-Habla de intuición. Supongo que su empresa estaría entre las pioneras en lo relativo a los precocinados.

-Obviamente el sector no era hace treinta años lo que es ahora. No había tantísima demanda. Trabajábamos más el congelado, sobre todo de pescado y verdura. Sí, fuimos un poco pioneros en estos cambios.

-¿A dónde destina Clavo Congelados su producción?

-Trabajamos para grandes cadenas de supermercados, aunque también tenemos nuestra marca propia. En conjunto la producción de nuestras dos plantas alcanza las mil toneladas al mes. El pescado, que antaño fue todo, representa hoy poco más de veinte por ciento, el cincuenta por ciento son productos cárnicos y el resto platos semipreparados o preparados.

-¿Por qué abren una segunda planta en Castilla y León?

-Cuando empezamos con el tema cárnico teníamos que estar cerca de la materia prima. En Galicia trabajamos sobre todo pescado y pollo. Todo lo relacionado con el ovino viene a Tordesillas, que también elabora todos los platos de masas como empanadillas, croquetas, pizzas o lasañas.

-Antes comentaba que comenzó su andadura profesional en Zamora. ¿Dónde?

-Cofundé la empresa Frinca y alcanzamos un gran protagonismo en el sector llegando a estar muy reconocidos incluso a nivel nacional. Sin embargo y por circunstancias entró a participar en la empresa quien no tenía que haber entrado, la Caja de Ahorros de Zamora, y como siempre pasa cuando alguien que no es empresario se sienta en los consejos de administración, las cosas no van como deberían. En 1985 vendo mis acciones y me marcho a emprender una nueva aventura con la familia. Llevaba mi experiencia, pero empezamos de cero.

-¿Por qué decide marchar a Galicia y no empezar esa nueva aventura empresarial en su tierra, en Zamora?

-Porque en ese momento allí teníamos la oferta de una nave y además tenía un concepto muy negativo del mundo empresarial zamorano por lo que me había pasado. Esa fue la verdadera razón, si no hubiese sido por eso ahora estaría en Zamora y la empresa seguiría aquí.

-Su empresa vende prácticamente a todos los lugares de España. Desde su posición, ¿cree que de verdad ha comenzado la recuperación económica o España está todavía bajo los efectos de la crisis que ha afectado durante los últimos años?

-Es cierto que la situación parece que mejora. Hubo un receso muy pronunciado en el año 2014, el año pasado, pero parece que ya se tocó fondo y que el consumo se está recuperando y la situación se ha reactivado, al menos en parte.

-¿Es suficiente el mercado español?

-El mercado español es lo que hay. Desde nuestra posición vemos que está mejorando la demanda en España y en el resto de países que trabajamos. Tenemos un buen nivel de ventas en Portugal, Francia o Alemania, y va a más. También estamos entrando en Estados Unidos y mirando a Sudamérica.

-¿Cómo hace una empresa para llegar a ese tipo de mercados? ¿Han recibido el apoyo de alguna institución pública o todo es fruto del trabajo realizado en el seno de la empresa?

-No hemos recibido grandes apoyos, lo hemos hecho nosotros. Dotamos a la empresa de personas expresamente preparadas para las relaciones exteriores, hicimos un plan de introducción y poco a poco hemos ido entrando en otros mercados.

-¿Cómo se compite en esos mercados?

-A base de innovar, no de hacer siempre lo que ya está hecho. Todos procuramos salir fuera con nuestra bandera, como puede ser el caso del ovino o del porcino en el caso de Castilla y León, con productos que ya tienen un gran nombre en España.

-Entre esos productos "de bandera" enumera varios en los que Zamora es una provincia puntera. Sin embargo, no parece que las empresas sean capaces de explotar todo el potencial que, según los entendidos en el tema, tiene la provincia.

-Hay algunas que lo hacen mejor que otras. Ahí está por ejemplo Moralejo Selección, que han visto las oportunidades de Zamora y las aprovechan. Pero en líneas generales es cierto que queda mucho por hacer y que la provincia tiene un gran potencial que todavía no hemos sido capaces, me incluyo, de sacar a la luz.

-Bajo su punto de vista, ¿por qué no surgen más empresas capaces de rescatar estas oportunidades?

-Creo que en Zamora falta alguien que oriente al empresario. El espíritu emprendedor lo hay, ideas hay muchas pero nadie sabe cómo organizarlas. Es cierto que la vida te va llevando y que tienes que ser un poco intuitivo y adelantarte a las necesidades del mercado, pero en estos tiempos creo que es necesaria una institución que sea capaz de orientar el espíritu emprendedor de los más jóvenes.

En Zamora falta precisamente esto. Un buen vivero de jóvenes empresarios con ideas frescas que sean capaces de ordenarlas y generar riqueza para la provincia. En Galicia estas organizaciones existen, tienen su sede, sus instalaciones para desarrollar su actividad. Los jóvenes que van con una idea reciben orientación y a partir de ahí las cosas se van desarrollando y cada uno va haciendo sus pinitos. Es una asociación que ayuda con los primeros contactos, que son los más complicados.