No fue un "viernes negro" para las tiendas de la ciudad. Ni mucho menos. Aunque muchos zamoranos entraban en las tiendas solo para curiosear hasta dónde alcanzaba la fiebre de los descuentos del "Black Friday" americano, muchos han sido los que ayer regresaron a casa llenos de bolsas. Algunas, con productos ojeados de antemano. Otras, con algún que otro "pecado", incapaces de resistir la tentación de los precios. Que el "Viernes negro" ha llegado para quedarse es tan evidente como el creciente número de disfraces de esqueleto, muerto viviente o calabaza en el recién celebrado Halloween.

En Zamora, tanto las asociaciones de comerciantes como los establecimientos a título particular aprovecharon el tirón para poner el "caramelo" en los escaparates. Muchos desconocen de dónde viene eso del "Black Friday", pero agradecen iniciativas que cambian un monótono viernes por una jornada en la que los zamoranos estaban predispuestos a tirar de la tarjeta de crédito.

A las puertas del periodo navideño, descuentos del diez, el veinte por ciento o incluso más tienen una probada capacidad seductora. Esta es una de las novedades que ha traído la crisis y la liberalización de los procesos de rebajas. Ya no importa el calendario, sino aprovechar el optimismo del cliente para que el comercio pueda sobrevivir.