Los cuatro guardias civiles que investigaron el asesinato del pastor búlgaro en San Cristina de la Polvorosa, de iniciales A.O., se mostraron convencidos de que la acusada y expareja del fallecido, Sonia K., "ocultaba algo" en los meses de búsqueda del empleado del ganadero imputado en el asesinato. La mujer había puesto una denunciar por desaparición voluntaria el 22 de febrero de 2014, ocho días después de que el pastor muriera a manos de Juan Carlos B.R., su patrón. Los agentes creen que Sonia fue la encargada de difundir el rumor de que la víctima se había ido de Zamora sin decir nada porque había iniciado otra relación sentimental, "trataba de desviar la atención", indicaron en el juicio. El hijo contó ayer que su hermana había hablado con él el 12 de marzo para contarle que su padre la había dicho por teléfono que "estoy bien, no os preocupéis, pero no voy a volver".

La procesada declaró que un amigo del pastor comentó que le había escrito para decirle que "no quería saber nada de sus hijos". Los agentes declararon que en las conversaciones grabadas a la imputada con sus hijas sobre este asunto, a la que vive en Bélgica, le pide "que haga saber a la policía que el padre está en Holanda o en Bélgica, que ella está enferma y no sabe nada. Que no busquemos en Benavente". Comprueban que los mensajes de Facebook de A.O., tras desaparecer, se envían desde Benavente, lo que aumenta las sospechas sobre Sonia. Y descubren que miente al decir que había hablado con el pastor por teléfono, "la llamada no se hizo".