La Junta de Castilla y León da un tirón de orejas a la Diputación Provincial de Zamora y le insta por escrito a agilizar los expedientes para validar las ayudas a la dependencia de los vecinos de los pueblos, con retrasos acumulados de varios meses. Tras las denuncias de casos en Benavente y Los Valles por demoras de hasta casi un año en realizar las valoraciones, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Alberto Castro, expone que el asunto "nos preocupa mucho", de ahí que "hayamos instado a la Diputación por escrito para que subsane de forma rápida e inmediata los retrasos que tienen de forma reiterada y que genera quejas en los usuarios", incide el delegado.

Según la legislación vigente, el plazo máximo entre la fecha de entrada de la solicitud en la Gerencia Territorial de Servicios Sociales y la de la resolución de reconocimiento de la prestación será de seis meses. Es decir, los usuarios deben conocer con un plazo máximo de medio año la resolución de su caso, lo que implica saber a qué servicios y prestaciones pueden acceder, cuál es su grado de dependencia, el copago y los recursos con los que cuenta. En el caso de contar con una denegación, tienen derecho a reclamar.

La Junta de Castilla y León y la Diputación Provincial tienen suscrito un convenio por el que la Administración regional transfiere una cuantía de 5,4 millones de euros para gestionar servicios sociales a través de los nueve CEAS (Centros de Acción Social), entre ellos, la prestación de las ayudas a la dependencia. Castro reconoce que en el pasado "ha habido otras instancias para actualizar los expedientes", confirma, en relación al pasado verano y al año 2014.

La dependencia cuenta con diferentes grados en función del estado de los usuarios. El grado III es el denominado de "gran dependencia", cuando la persona necesita ayuda para realizar actividades básicas de la vida diaria varias veces en un solo día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal. El grado II corresponde al denominado "dependencia severa", cuando la persona requiere ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere el apoyo permanente de un cuidador o tiene necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal. El grado I es el de la "dependencia moderada", cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal.