Se hacían pasar por revisores de contadores de agua y a aquellas personas que les abrían la puerta y les dejaban entrar en sus viviendas les robaban, jugando al despiste, las joyas que encontraban. Al menos siguieron este "modus operandi" en dos ocasiones y en pisos ubicados en la zona de La Marina.

En el primero de ellos, tras identificarse como revisores de contadores de agua le dijeron a la dueña que abriera distintos grifos de la casa, mientras que el compañero se acercaba hasta el dormitorio y se hacía con un valioso botín que constaba de pulseras y anillos de oro.

La misma operación siguieron en otra casa, asegurando que eran operarios del Servicio de Aguas del Ayuntamiento. Allí, mientras uno se quedaba con la inquilina, a la que le hizo abrir y cerrar el grifo de la cocina en numerosas ocasiones, el compinche buscó el dormitorio de la víctima, donde encontró pulseras, collares, sortijas, pendientes y colgantes de oro, coral y plata.

En el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal, donde solo se personó uno de los acusados -el único que pudo ser identificado- la fiscalía y la defensa llegaron a conformidad. La primera tuvo en consideración el informe médico que corroboraba la dependencia a la cocaína del acusado, por lo que aplicó la circunstancia atenuante de la drogadicción. Sin antecedentes penales, fue condenado a una pena de seis meses de prisión por un delito continuado de hurto. Además, tendrá que responder a sendas indemnizaciones para devolver en dinero el valor de las joyas robadas en las viviendas, que asciende a un total de más de 5.500 euros.