Ganar la partida al cáncer requiere tiempo, esfuerzo y, por qué no decirlo, suerte. Pero también apoyo. Y de eso sabe más que nadie la Asociación contra el Cáncer de Zamora, tanto sus 2.000 socios como los 450 voluntarios, siempre con su presidente a la cabeza, Jesús Fernández. La marcha contra el cáncer que hoy protagonizan en la capital más de 6.000 personas da testimonio de ese aliento dirigido a los afectados y sus familiares con motivo del Día Internacional contra el Cáncer de Mama que se celebra mañana.

-¿Zamora responde al cáncer?

-Responde y cada vez más y mejor. La sensibilización hacia el cáncer es muy grande porque todo el mundo tiene en un radio muy cercano a un familiar, un amigo o un allegado afectado. Estamos rodeados de gente con cáncer y uno se sensibiliza cuando le toca. En el caso de la carrera, cada año la respuesta es mayor y es una manera de promocionar la actividad física como una acción preventiva.

-La prevención sigue siendo el arma más potente para ganar la batalla contra el cáncer. ¿Hasta qué punto la detección precoz puede salvar vidas?

-No hay mejor refrán que el de "prevenir es curar", insistimos muchísimo en ello. Con la prevención curamos un 30% de los cánceres, así que vale la pena. Además, no hay que olvidar hábitos como el de la vida saludable, desde la alimentación al destierro del tabaco, el alcohol y las drogas en general.

-Las estadísticas hablan de un repunte de los casos de cáncer en el último año. ¿Cuál es la radiografía de Zamora?

-El aumento de la incidencia es relevante en los casos de cáncer de mama, ya que una de cada ocho mujeres en la provincia lo padece a lo largo de su vida. Sin embargo y, a pesar de las cifras, lo alentador es que la prevención ha permitido que el índice de supervivencia sea muy elevado. El abanico de mujeres diagnosticadas está más abierto que nunca, con casos de chicas más jóvenes y, en el extremo contrario, otras más mayores. Mientras que la esfera de incidencia oscila entre los 45 y 55 años, la edad se ha acortado y también hay bastantes casos que salen a la luz a partir de los 70, quizá porque ellas mismas abandonan los controles una vez cumplida esa edad.

-¿Y los hombres?

-El hombre padece, sobre todo, cánceres de pulmón y próstata. En la región tenemos una incidencia muy alta, al igual que ocurre con el cáncer de colon. Esto último está relacionado con la alimentación de nuestra zona, muy rica en derivados del cerdo y, por tanto, en grasas. Hay estudios alimenticios en Castilla y León que demuestran la vinculación de ambos factores.

-¿Qué respuesta ha tenido el programa de cribado del cáncer de colon basado en el test de sangre oculta en heces?

-Alrededor de una cuarta parte de las personas que recibieron la invitación de la Junta de Castilla y León para realizar la prueba se sometieron a ella. Es una cifra muy baja, por eso estamos en contacto con la consejería de Sanidad para hacer una campaña conjunta en los centros de salud para personas a partir de 50 años.

-¿Miedo, dejadez, desconocimiento...?

-No lo sabemos, pero ahí falla algo.

-¿Cómo han afectado los recortes económicos al ámbito de la investigación?

-Cualquier recorte afecta a la investigación porque es un arma fundamental. Ante la crisis, somos nosotros la entidad privada que más aportamos a la investigación para que no se pare el tren y sigamos aportando para la extinción del cáncer. En términos nacionales, hay 33 millones de euros que la AECC proporciona para este sector.

-El programa "Primer Impacto", destinado a mejorar la atención psicológica y social de los pacientes y familiares recién diagnosticados, es todavía un gran desconocido a pesar de que en otras provincias tiene un buen impacto. ¿A qué se debe?

-Quizá a la falta de conocimiento, por eso vamos a poner en marcha pronto una nueva campaña de sensibilización para conocer este programa en los hospitales para que tanto enfermos como profesionales conozcan este servicio. Apenas tres personas por mes recurren a este servicio, un índice muy bajo, es cierto.

-En los últimos meses la AECC ha reivindicado la puesta en marcha de una segunda unidad de cuidados paliativos en Zamora. ¿Es posible o entra en el terreno de la utopía?

-El proyecto está en el aire, si bien esa idea de poner más unidades no se está contemplando. Por ese motivo, tendremos que hacer un nuevo requerimiento a la Consejería de Sanidad para que se instale una unidad por cada 100.000 habitantes, tal y como está estipulado. Nuestra misión es machacar y machacar sobre todas aquellas reivindicaciones que beneficien a los enfermos.

-¿La palabra cáncer es aún tabú?

-No. El cáncer hoy en día está en boca de todos, no se oculta. Tal vez en algunos pueblos pequeños, pero nada más. De hecho, lo primero que se ha desterrado es la ocultación al propio paciente porque hace años los profesionales e investigadores demostraron que el enfermo responde mejor al tratamiento si sabe lo que padece. La familia también tiene su cometido. El que tiene cáncer siempre es el más fuerte de la familia. A lo mejor ni le ves llorar y, sin embargo, al que tienes que consolar es al que tienes al lado. Es duro. Yo lo he vivido de cerca también con algunos familiares y no es fácil, pero hay solución y se puede curar. Insisto: siempre desde el punto de vista de la prevención y la investigación, las dos claves.

-¿Existe en la actualidad lista de espera en el servicio de Oncología del Complejo Asistencial de Zamora?

-No, no existe lista de espera. Puede ocurrir que haya algún problema muy puntual, pero por regla general funciona muy bien.

-¿Qué tal funcionan las juntas locales de Benavente y Toro adscritas a la Asociación Española contra el Cáncer de Zamora?

-Muy bien, estamos encantados de ampliar nuestra acción a comarcas y territorios que tienen población alta. De hecho, acabamos de activar una nueva junta en Puebla de Sanabria y estableceremos otra en Alcañices.

-La mitad de los cánceres llegan a curarse. ¿Vemos el vaso medio lleno o medio vacío?

-Por supuesto, medio lleno. Es lo más esperanzador. El próximo martes, sin ir más lejos, hacemos una reunión de mujeres masectomizadas en Segovia. Son unas 600 personas de Castilla y León y siempre les digo lo mismo: "Habéis pasado por un cáncer y estáis vivas. Es impresionante". Antes hablábamos de cáncer y ya pensábamos en la muerte. Ahora no y son muy pocas las que fallecen por cáncer de mama o de útero. Hay que felicitarlas porque estamos consiguiendo que la enfermedad se cronifique y esto es un éxito, como ocurrió con el sida.

-La sangre es vida. Más que un eslogan es una realidad. Sin embargo y, aunque tendemos a relacionarlo con las intervenciones quirúrgicas, también es muy necesaria para los tratamientos oncológicos. ¿Cuál es la recomendación?

-Donar. Ahí está la solución. Ha disminuido el número de donantes, según transmiten desde el banco y, por el contrario, las necesidades aumentan cada vez más. Los tratamientos oncológicos también requieren sangre, fundamentalmente, para todos aquellos casos relacionados con sus alteraciones, por ejemplo, la leucemia.

-Oncología fue uno de los primeros servicios en trasladarse al nuevo Hospital Provincial. ¿Cambio para bien?

-Casa nueva... siempre es mejor. Su aspecto es alegre y dan sensación de aire fresco, como que oxigena entrar. Desde el punto de vista psicológico del enfermo también influyen esas cosas, aunque a simple vista no lo parezca.

-Unos 2.000 socios y casi medio millar de voluntarios. ¿Suficientes?

-Nunca es suficiente. Cuantos más, siempre es mejor. Todos los voluntarios son bienvenidos, aunque es cierto que la edad media es alta, a partir de los 50 años. Nueve de cada diez son mujeres. Nos gustaría que nuestro voluntariado se rejuveneciera porque en general los menores de edad están muy alejados de estas organizaciones altruistas. Por el contrario, son precisamente ellos los que más tendrían que formar parte de estos colectivos. Por ejemplo, si estamos hablando de los riesgos del tabaquismo, son ellos más que nadie los que más deberían tomar nota. El hábito entre los adolescentes empieza a los trece o catorce años, son datos muy alarmantes dado que el cáncer de pulmón aumenta de año en año.