La puesta en servicio de la autovía entre Zamora y Benavente ha abierto una alternativa de circulación que nadie había previsto inicialmente, pero que muchos conductores utilizan ya para viajar entre la capital y la comarca de Sanabria y viceversa. Utilizar este trayecto, de Zamora a Benavente y de ahí a Sanabria supone, básicamente, dar un rodeo de 30 kilómetros, con el consiguiente gasto de combustible, pero presenta varias ventajas con respecto al camino "natural", a través de la nacional 631: es más rápido, más seguro porque se eliminan los accidentes con fauna de por medio y prácticamente no se pierde más tiempo.

Lo que en principio, y mirando el mapa parecería un itinerario absurdo, en la práctica muestra a los conductores que el rodeo por Benavente tiene sus ventajas y de hecho mucha gente utiliza a esta ruta. Por ambos caminos hay un itinerario común, los 20 primeros kilómetros que separan Zamora capital y el desvío de la nacional 631 desde la autovía A-66 y el resto del itinerario a partir del kilómetro 49 de la autovía A-52 en adelante, es decir, el cruce de la autovía Rías Bajas con la N-631 en la zona de El Empalme (en las cercanías de Rionegro del Puente). Por tanto, las diferencias se establecen entre ambos puntos.

El conductor que elija la primera opción se adentra en la 631, una carretera con nombre de nacional, pero que tiene un ancho inferior al de este tipo de vías, con tramos de estrechos arcenes cuando no inexistentes. Su principal dificultad está en dos tramos, los del puente de la Estrella y el de Agavanzal, donde no pueden cruzarse dos vehículos al mismo tiempo, sobre todo si uno de ellos es más grande que un turismo. Las zonas con límite de velocidad a 70 por hora debido a la presencia de animales salvajes sueltos en la calzada y las travesías de las localidades de Pozuelo de Tábara, Tábara y Otero de Bodas, marcada con un límite de 50 ralentizan también la marcha y alargan el tiempo que se tarda en recorrer un tramo que en realidad no es muy largo, tiene tan solo 56 kilómetros.