La Audiencia Provincial acaba de condenar a cinco años de prisión al hombre procesado por violar a su compañera de piso cuando esta dormía en su habitación, un delito de abuso sexual que terminó solo cuando había eyaculado dentro de la vagina de la mujer, sin usar preservativo y tras desnudarla de cintura para abajo.

El acto sexual, "la penetración", lo realizó "sin emplear violencia ni intimidación, aprovechando que la víctima estaba dormida", apunta la sentencia, circunstancia por la que el acusado "consiguió tener acceso carnal vía vaginal", a las 8.00 horas del 30 de junio de 2013, cuando la mujer regresó con él al piso mareada por haber consumido alcohol, lo que explica que se acostara vestida.

El magistrado ponente del fallo, Pedro García Garzón, apuntala su condena en la verosimilitud, la persistencia y la falta de contradicciones en las declaraciones que efectuó la mujer durante la investigación, dos en sede judicial, ante los médicos que la asistieron tras el episodio, ante los forenses que la examinaron y ante los psicólogos. La víctima continúa en tratamiento con la psicóloga de la Oficina de Víctimas de Delitos de la Audiencia, quien describió un cuadro compatible, al igual que sus colegas, con haber sufrido una violación.

El condenado, de iniciales C.J.I.R., que deberá indemnizar a la excompañera de piso con 12.000 euros por daños corporales y morales, no podrá aproximarse en seis años a la perjudicada a menos de 100 metros "en cualquier lugar donde se encuentre, acercarse a su domicilio, a lugares de trabajo y a cualquier otro que sea frecuentado por la víctima". Durante ese mismo periodo de tiempo, a cumplir simultáneamente con la pena de prisión, se le prohibe que se ponga en comunicación con la mujer por ningún tipo de medio ni telefónico, ni informático, ni escrito, ni visual ni verbal.

Los magistrados subrayan en la sentencia que "no hubo consentimiento" en la relación sexual, como sostenía el acusado, "sino todo lo contrario", como demuestra el que la mujer intentara retirarle sin conseguirlo porque cuando despertó lo tenía encima y cuando fue a gritar él le tapó la boca, con lo que no pudo pedir auxilio al otro compañero de piso, que dormía en una habitación separada por un pasillo del dormitorio de la víctima.

Una vez que el hombre concluyó el acto sexual, la mujer trató de avisar a una amiga por teléfono, quien solo llegó a escuchar ruido porque el agresor se lo quitó. El acusado también intentó bloquear la puerta del dormitorio del otro compañero de piso, que golpeaba la mujer mientras pedía auxilio a gritos. Una vez que logró salir de la habitación, este tercer inquilino encontró a "la víctima, llorando, se le echó en los brazos y le dijo "estaba encima mío", sin preguntarle", testimonio que recoge el fallo judicial.

Los magistrado dan por probado que el acusado y la mujer, con la que aquel quería iniciar una relación y no lo logró porque ella había salido de otra y quería irse de Zamora, celebraron una fiesta en el piso y se fueron a una discoteca con una amiga de la víctima. Al regresar a casa, a las 8.00 horas, ella mareada, el procesado se ofreció a llevarla a la habitación y arroparla. Ella se quedó dormida de inmediato y despertó ya con él encima.