Muebles mordidos, rajados y rayados, orinados, "inservibles", daños en las paredes y el parqué, con humedades, donde también había heces de perros y que hubo que levantar para renovarlo. Los desperfectos causados, al menos una parte, por los perros del inquilino supusieron el desembolso de 7.486,96 euros para la propietaria de un piso de Zamora capital. La mujer había suscrito un contrato de alquiler con derecho a compra, del que el arrendatario solo abonó tres de los seis meses que disfrutó de la casa, entre septiembre de 2013 y marzo de 2014. La compañía aseguradora solo ha abonado 2.850 euros para el arreglo de los daños de la casa, al carecer su dueña de un seguro a todo riesgo.

El inquilino, un vecino de la capital, de iniciales A.P.G., no acudió ayer al juicio celebrado contra él por los "daños deliberados" que provocó en la vivienda, así como por los causados por sus perros, según le responsabiliza la Fiscalía Provincial, que exige el Juzgado de lo Penal una condena a dos años de prisión. Le acusa de haber dejado "completamente destrozado" el inmueble, de haber dejado en la casa a "sus perros solos y sin precaución para impedir" desperfectos y de no haber cumplido con el deber de "cuidado de la vivienda". El piso, antes habitado por sus dueños, tenía muebles que "estaban nuevos", comprados en 2005, según la propietaria y denunciante. "La casa estaba perfecta, limpia" y fue devuelta por el arrendatario con "un destrozo terrible", declaró el trabajador de la inmobiliaria que la alquiló, quien ratificó lo manifestado por la propietaria. El acusado comunicó por "WhatsApp" a la inmobiliaria que había dejado el piso y que las llaves las encontrarían en el buzón, de donde las tuvieron que sacar con un imán porque la dueña no tenía otras. Los vecinos ya le habían advertido a la denunciante que A.P.G. "dejaba los perros dentro de la casa y la puerta abierta, que tuviera cuidado", explicó la dueña en el juicio, quien describió una imagen desoladora cuando abrió la puerta y entró en la vivienda. Los peritos corroboraron que la mayoría de los daños fueron causados por uno o varios animales, posiblemente perros.

El abogado de la propietaria del piso pide una multa de 24 meses con un cuota diaria de 12 euros, lo que supone el pago de 8.640 euros, al margen de la cantidad destinada a reparar los desperfectos, al estimar que el procesado actuó "con intención de querer causar un daño", un dolo que agrava el delito. Restó importancia a que los daños fueran causados "por los canes o por su dueño porque se le reclamaban rentas" y los calificó como "actos vandálicos y deliberados", realizados "con mala fe".

La defensa del acusado solicitó su absolución por falta de pruebas de que su cliente sea el causante de los daños. Además, sostiene que el contrato de alquiler con derecho a compra tenía incorporados los muebles, para que su cliente "hiciera con ellos lo que quisiera", lo que negó la dueña de la casa; y alegó que dejó los perros solos al "irse precipitadamente de viaje para una entrevista de trabajo".