Promocionar Zamora y ofrecer allá donde iba una imagen positiva de la ciudad. Estas son las dos razones que más pesaron en la vida de Bernardo Centeno, que falleció la noche del lunes en Valladolid, víctima de un infarto. Los muchos amigos que coleccionó en sus 72 años de vida acompañan hoy a la familia para dar el último adiós al promotor de la Lotería del Humor en la iglesia de San Lorenzo, donde tiene lugar el funeral a las once de la mañana.

A Centeno se le conocía, sobre todo, por la lotería que inventó hace 44 años para reivindicar un "¡Zamora existe!". Sin embargo, la contribución del zamorano -trabajador de los almacenes García Casado primero y de Fasa Renault más tarde- fue mucho más allá. Centeno medió con la Junta de Castilla y León y con el Ayuntamiento de Valladolid, ciudad en la que residía por su trabajo, hasta conseguir que una calle de la capital de la comunidad llevara el nombre de Zamora, la avenida situada junto al centro comercial Vallsur. El mismo empeño consiguió idéntico fruto en la localidad vallisoletana de Laguna de Duero.

En las muchas ocasiones en que regresaba a la ciudad desde Valladolid, constataba que los carteles llevaban a los conductores a Salamanca o a Madrid, pero no a su tierra. Colocar letreros indicativos de su ciudad natal fue otra de sus luchas que culminó con éxito.

Pero, ¿cómo llevar a cabo la principal empresa de su vida? Para promocionar su tierra, Centeno se inventó una lotería de números raros en extremo que repartía de forma gratuita entre convecinos, políticos e incluso enviaba a la Casa Real con el ánimo de que pronunciaran la preciada palabra: "Zamora". Cada participación, de "una de las antiguas pesetas", podían registrar guarismos tan extraños como el "00000" o el "99999", en busca de una sonrisa en los días previos al corazón de la navidad, de la que se convirtió, como decían sus amigos, en todo un "heraldo". Un reacción que consiguió no pocas veces en la redacción de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, adonde acudía a menudo a entregar sus nuevos tesoros, para los que siempre encontró fieles patrocinios como el de Hepténer.

Ya no solo la lotería. También sus cuidados marcapáginas que mostraban la mejor cara de la arquitectura de la ciudad, la Semana Santa o personajes que crearon época. Precisamente, Centeno trabajaba en una nueva edición de estos hombres y mujeres zamoranos entrañables.

"Desde luego, su lotería era conocida en todo el mundo", enfatiza su apesadumbrado hermano Ángel, quien reivindica que Bernardo, por su carácter y su afán reivindicativo, coleccionó un buen número de esos tesoros llamados amigos. Centeno era miembro, desde los albores, de la peña El Cencerro que cada 17 de enero festejaba el patrón san Antonio Abad.

Pero, sin duda, quienes lo conocieron recordarán el Centeno de la sonrisa con la palabra "Zamora" en la boca, siempre dispuesto a ofrecer alguna de sus nuevas creaciones ejerciendo de "heraldo" de la ciudad.