Alfonso Bartolomé Hernández, el artista que pintó los paisajes castellanos con un potente cromatismo, que captó como nadie la expresión en los rostros, el pintor que analizaba cada pincelada antes de darla, falleció ayer en la capital a los 74 años, tras consagrar más de medio siglo de su existencia al arte. El que comenzara como escultor fue grabador, vidriero y muralista y, ante todo, pintor, una labor que compaginó con la docencia en varios centros educativos.

Sus cualidades para el dibujo y el modelado se despertaron en las escuelas de San Frontis, barrio al que llegó con dos años tras nacer en Palencia en 1941. Su inquietud creativa le lleva en plena adolescencia a visitar frecuentemente el Museo de Bellas Artes, (ahora Museo de Zamora), para realizar bocetos. Son tiempos en donde comparte inquietudes con los miembros de la Escuela de San Ildefonso. No obstante, Bartolomé se matricula en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, por libre, en el curso 1959. Un año más tarde aprueba el ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, para cuyos estudios de escultura logra una beca de la Diputación de Zamora. Tras estar dos ejercicios en la capital del Turia se traslada a Madrid, a la Escuela de San Fernando, donde se licencia. En este período alterna los estudios con la decoración de carteles y el estudio del escultor zamorano Higinio Vázquez, donde se introduce en trabajo de la vidriera.

Sus conocimientos sobre dibujo artístico y color los compartió durante más de tres décadas con sus alumnos, dado que ejerció como profesor de dibujo del Claudio Moyano y de la Escuela de Artes y Oficios (actual Escuela de Arte y Superior de Diseño) que luchó para que abriera sus puertas en la ciudad y que llega a dirigir en varios períodos.

Pictóricamente, este catedrático de Artes Plásticas y Diseño, que fue el comisario de la XI Bienal de Pintura, comienza con la figuración academicista para luego pasarse a la abstracción y posteriormente a la crítica social para desde 1989 retomar la figuración más geométrica, donde plasma elementos como los visillos de las casas. Pintor de pincelada sencilla, como era él, sus retratos evidencian un dominio del dibujo. En el paisaje rural, como testimonian las estampas sanabresas, o los bodegones emplea una amplia y plural paleta. Otra temática que aborda fueron las imágenes románicas como los crucificados, siendo una pintura de la imagen del Espíritu Santo, la que ilustra el cartel anunciador de la Semana Santa de 2014.

La capilla ardiente del artista está instalada en la Soledad, en cuyo crematorio será hoy incinerado a las 11.00 horas. La misa de funeral tendrá lugar mañana lunes a las 10.00 en el templo San Lázaro, donde es encuentra la Virgen del Yermo de la que era muy devoto.