El testimonio de varias personas que llevan dos décadas vinculadas a la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Zamora (ARZA) fue el mejor ejemplo de que los grupos de autoayuda suponen el principio terapéutico más potente para que los enfermos puedan rehabilitarse. Es uno de los mensajes principales de la 20 edición del Día de Abstinencia del Alcohol, que ARZA celebraba en Valorio, con asistencia de la psicóloga de la entidad, Ana Vaca, el responsable de la Fundación Caja Rural, Feliciano Ferrero, que presta apoyo económico a la entidad, el gerente de Servicios Sociales de la Junta, Eutimio Contra y la presidenta de la Diputación Mayte Martín Pozo.

Esta última mantiene una estrecha vinculación con ARZA desde hace mucho tiempo en su época de trabajadora de los Servicios Sociales municipales. Martín Pozo mantendrá un encuentro con los responsables de ARZA de cara a diseñar un plan de atención y sobre todo de prevención del alcoholismo en edades juveniles, en la provincia. Eutimio Contra ofreció datos de los programas de prevención autonómicos, que detectan como casi el 80% de los casos atendidos son de jóvenes, el 75% varones, con una media de edad de 14,2 años y en las chicas de 16,7 años. La edad media de inicio en el consumo de alcohol son los 14 años. Siete mil alumnos han recibido en Zamora formación sobre los riesgos del consumo de alcohol. Tanto Junta como Diputación ofrecen apoyo económico a la Asociación.

Por su parte la psicóloga, Ana Vaca relató cómo en 1935 dos amigos se unen para fundar en Ohio Alcohólicos Anónimos, que utilizan la técnica de los grupos de terapia, que se llevaba practicando desde años antes. Hoy día la mayoría de las asociaciones de alcohólicos cuentan con grupos de autoayuda ya que "el apoyo de otras personas sirve de motivación y multiplica la fuerza para alcanzar la rehabilitación del enfermo alcohólico".

El grupo permite disminuir la tendencia del enfermo alcohólico a negar su problema y ayuda a reconocerlo. También aumenta la motivación para la abstinencia, ayuda a abordar las condiciones emocionales que frecuentemente acompañan el consumo de alcohol, da respuesta a las necesidades de aceptación social y aumenta las posibilidades de encontrar alternativas.