El cantautor Amancio Prada actúa mañana domingo en el Teatro Principal. En su concierto, a las 19.00 horas, acercará a los místicos tanto a santa Teresa como a san Juan de la Cruz.

-Amancio Prada pisa de nuevo el Principal de la mano de los místicos.

-Vuelvo al Teatro Principal con renovada ilusión para presentar "La Voz Descalza". Con ilusión y gratitud porque este teatro me ha brindado siempre su hospitalidad. En su escenario he vivido momentos inolvidables como el estreno de "Emboscados" y también me ha dado la oportunidad de presentar la mayoría de los conciertos o programas que he producido a lo largo ya de unos cuantos años. "La voz descalza" surgió cuando, después de haber compuesto varias canciones sobre poemas de Teresa de Jesús, al cantarlas, me venían a la mente otras de Juan de la Cruz y se iban enredando unas con otras, ya sabe... como las cerezas. Y es que san Juan y santa Teresa son dos llamas de amor ardiendo en un mismo fuego, un mismo amor. Esas llamas de amor vivas conforman al discurso amoroso de "La voz descalza". El poeta Juan Carlos Mestre concibió un guión que se nutre del pensamiento de ambos santos poetas e hilvana las canciones, y Marco Herreros realizó el espacio escénico.

-Presenta un disco que incluye canciones nuevas y antiguas. Háblenos de la génesis de los temas.

-El recital y el disco son cosas distintas. Primero fue el recital, una serie de recitales. Después grabé el disco de "La voz descalza de Teresa de Jesús", como fruto consecuente. Ha sido editado recientemente, en formato de libro-disco y contiene las nueve nuevas canciones de Teresa más "Vivo sin vivir en mí", que, es antigua. En el recital escénico interpreto también otras canciones de san Juan, como "Llama de amor viva", "Que bien sé yo la fonte" o "En una noche oscura", por ejemplo, además de determinados pasajes de "Cántico Espiritual".

-El espectáculo cuenta con un guión de Juan Carlos Mestre. ¿Cómo ha sido esta conjunción de talentos?

-Talento, el de Mestre. Procuro siempre arrimarme a gente mejor que yo. Además de poeta, Juan Carlos es un artista gráfico originalísimo. Ha ilustrado e iluminado los últimos libro-discos que he publicado: "Emboscados", "Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre", "Lorca: Poeta en Galicia" y también el de "La voz descalza de Teresa de Jesús". Yo he compuesto unas cuantas canciones con versos de su libro "Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo" y ofrecemos un recital, "Elogio de la palabra", en que las canciones suyas que canto se alternan con los poemas que él recita. En fin, Mestres un cráneo privilegiado, un corazón de oro, y de un compromiso cívico ejemplar. Una lámpara de la conciencia.

-¿Quién se acerca ahora a ver un recital de Amancio Prada?

-Un público heterodoxo. Con frecuencia se pone el acento en la sensibilidad del artista, pero ¿de qué le serviría si en frente no hubiera un público igual de sensible, si no más? La elocuencia, como decía don Antonio Machado, está tanto en el que habla como en el que escucha. En el arte es igual.

-Su relación con las obras de Santa Teresa es larga. Háblenos de ese primer acercamiento.

-Gracias a san Juan conocí a santa Teresa. En 1982, con motivo del IV Centenario de su muerte, el director de cine francés, Pierre Gauge, vino a España para rodar una película sobre las huellas de Teresa de Jesús. Él conocía mi versión del "Cántico Espiritual" que había grabado en 1977 y me pidió musicar y cantar "Vivo sin vivir en mí" en su película. Recuerdo que grabamos la canción en el locutorio del Convento de la Encarnación, donde fray Juan de la Cruz y Teresa dialogaban acerca de los pasos necesarios para alcanzar la unión mística con Dios. Y desde entonces creía yo que mi quehacer musical con la Santa se había cumplido con aquella canción. Cuando el año pasado me propusieron reiteradamente componer algo sobre su obra, decliné la invitación aduciendo que no lo veía. Lo que entonces sucedió no lo sabría explicar. En una tarde del pasado otoño los primeros versos de "Soberano Esposo mío" resonaron dentro de mí con el acento de las últimas palabras que mi madre, Teresa Prada, dijo antes de morir. Con aquella emoción tan cercana se rompieron los manantiales y afloraron nueve nuevas canciones de Teresa? de Jesús.

-¿Y cómo descubrió a san Juan de la cruz y lo musicó?

-A san Juan de la Cruz me lo presentaron en París. En 1970 vivía yo en una buhardilla del bulevar de las malas hierbas. En aquel palomarcico, que diría la Santa, me pasaba las noches tocando la guitarra. Un día llamó a la puerta mi vecino de "chambre" y de pupitre en la Sorbona, Silicio Félix Pardo que, harto de mis canturreos nocturnos, puso un libro grueso en mis manos como diciendo "toma, lee y calla": "Vida y Obras de San Juan de la Cruz". Conservo aquel libro como un precioso tesoro. Pero fue peor el remedio que la enfermedad: empecé a leerlo y cuando llegué al "Cántico Espiritual", aquellas canciones del alma me llenaron de gozo, me encantaron y? me puse a cantarlas. Dos años después estrenaba una primera versión del Cántico en el Teatro Gaîté-Montparnasse, en un programa de Radio France. La versión definitiva la estrenaría viviendo ya en Segovia, en la iglesia de san Juan de los Caballeros, el Sábado Santo de 1977.

-¿Ha cambiado su manera de aproximarse a los místicos?

-En su prólogo al Cántico, San Juan decía que "los dichos de amor es mejor dejarlos en su anchura antes que reducirlos a un solo sentido al que no se acomode todo paladar"? ¡Qué razón tenía! Uno no deja nunca de aproximarse, de interpretar el Cántico, porque la poesía es semilla antes que fruto. Renace cada vez que se lee o se canta. Y en ésas estamos.

-Desde su punto de vista ¿existe hueco para los místicos en una sociedad como la actual donde el prima el pensamiento unívoco?

-Hombre, quizás los místicos no traten de explicarse por qué si baja tanto el petróleo no baja la gasolina, cuando en cuanto aquél sube la gasolina se dispara?. O sí. Fuera bromas. el místico es un enamorado de Dios, o no, alguien que aspira a la perfección máxima y al conocimiento mediante la negación y el desprendimiento; que en cierto modo vive de espaldas al mundo, pero comprometido con las criaturas que le rodean. Para mí, que aspira a conjugar la discreción con la excelencia. No pretenden triunfar sino dar testimonio. No se exhiben, pero haberlos hailos. Ojalá hubiera más. Lo que sobran son corruptos.