La inversión en "prevención", que es "insuficiente", "corregir el tratamiento del rol de la mujer en todos los ámbitos de la vida", a través de la educación en igualdad; el lenguaje y la publicidad sexista, así como, el tratamiento del rol femenino en los medios de comunicación es la asignatura pendiente de la sociedad para erradicar la Violencia de Género. La contundente afirmación es de la magistrada de la Audiencia Provincial, Esther González, quien advirtió ayer que la Ley de Violencia de Género ni es la solución ni el camino, solo el último recurso para castigar las conductas machistas.

El Código Penal, dijo, "es el recurso final" para castigar a los maltratadores, por tanto, "es solo una parte de la solución" a este grave problema que, lejos de haberse solventado con la Ley de Violencia de Género aprobada en 2004, parece perpetuarse en generaciones más jóvenes, indicó ayer la magistrada de la Audiencia en la ponencia que impartió en las I Jornadas de Formación organizada por el Círculo Podemos Zamora y con la que disertó sobre la "Ley de Violencia de Género".

Convencida de que la aplicación de la legislación "sirve solo como un complemento" a otras acciones que deben promoverse para poner fin al maltrato machista, "la solución debe ir por otro lado", no con la Ley en la mano, agregó. La jurista hizo especial hincapié en el deficiente presupuesto para aplicar la normativa en toda su extensión, con medios suficientes para la ejecución de la Ley y, por tanto, para conseguir resultados en la eliminación de violencia que se ejerce sobre las mujeres.

González indicó que "algo estamos haciendo mal cuando los adolescentes y los jóvenes normalizan conductas que son maltrato, tanto en el lenguaje que utilizan" para dirigirse a las mujeres como "en actuaciones discriminatorias" y cuando ejercen la fuerza en las relaciones que mantienen con sus parejas.

Educación

La magistrada, que realizó un repaso por la trayectoria de la normativa específica, reclamó también mayor gasto para poder desarrollar actividades educativas. La clave para corregir este tipo de comportamientos está, pues, en que las administraciones destinen fondos a la prevención, través de la "educación en los colegios" y con actuaciones "dentro de las familias", una labor sin la que no será posible romper esa dinámica machista que continúa impregnando las relaciones entre hombre y mujer.

La jurista coincide con otros expertos que consideran esencial llevar a cabo programas reeducativos para que la sociedad rompa con las convicciones que tradicionalmente convertían a las mujeres en dependientes del hombre y, lejos de tratarlas como personas, les atribuía un papel relegado al masculino sin capacidad para decidir sobre su propia vida y sin tutelajes de ningún tipo. Ese machismo tan arraigado solo podrá cambiar con un esfuerzo para reconducir tales creencias e incidir en la igualdad de géneros, concluye.