"Es una madre muy valiente, la conozco desde niña a ella y a su familia, creo que la vida no va ser la misma y sufrirá muchas transformaciones, y es preciso tener mucha fuerza y fe". El párroco de Murça, la localidad portuguesa en la que fueron enterrados ayer los tres hermanos de 4, 11 y 12 años muertos en el accidente de tráfico de Cerezal de Aliste, en la N-122, dio voz al millar de vecinos, allegados y amigos que arropó a la familia en unos momentos tan duro.

Minutos antes de la misa de funeral en la localidad de la que es natural la madre de los finados, el cura, Sergio Dinis, calificó la jornada como "un día de profunda tristeza", para proclamar que, "toda la comunidad está en comunión con la familia, en particular con los padres y los abuelos de estos niños" y subrayar que "no hay memoria de una tragedia como esta" en el municipio.

El sacerdote, que se dirigió a los periodistas, a los que la familia pidió privacidad y respeto, hizo especial hincapié en la solidaridad de todo Murça, "es un momento en el que estamos unidos compartiendo el mismo dolor", según la información a la que ha tenido acceso este diario.

La iglesia de Santa María la Mayor, donde tuvo lugar el acto religioso, se quedó pequeña para acoger a todos los que quisieron apoyar a la madre y los abuelos de los tres pequeños, acto al que acudieron otros emigrantes, algunos sin ninguna relación con ellos, pero con el deseo de respaldarla y homenajear a los pequeños. "Todas estas personas tratan de apoyar a la familia con su presencia, su silencio y su abrazo, pero nadie puede reemplazar a los que partieron", indicó el religioso que ofició la misa.

El padre de los pequeños fue hoy trasladado a planta. El hombre, que sufrió un traumatismo abdominal grave, evoluciona favorablemente de sus heridas y los médicos han descartado ya la intervención quirúrgica.

Quienes conocían a los tres hermanos y a su familia lamentaron la tragedia, al tiempo que declaraban que eran unos "niños muy buenos y educados", que solían ir a las fiestas del pueblo del padre, Vargés, cercano a Murça, donde siempre se les podía ver jugando.

Los niños murieron en el primer día de operación salida del 1 de agosto, el sábado pasado, en un accidente ocurrido en Cerezal de Aliste, hacia las 10.40 horas, cuando el vehículo que conducía su padre y el que viajaba también una amiga francesa de 12 años, procedentes de Toulouse, colisionó de forma frontolateral contra un camión de gran tonelaje, también portugués.