El Crucificado que ha sorprendido a los malagueños por el rigor con el que refleja la anatomía del cuerpo humano es para el escultor zamorano Ricardo Flecha "una buena imagen" que, sin embargo, "no funciona como escultura" porque "no es universal". Estas son las razones que, pese la similitud que pueda hallarse en algunas partes de la musculación o la tensión de los brazos, lo hacen "antagónico" a la obra maestra de la escultura de la Pasión zamorana, el Cristo de las Injurias.

Al menos, así lo ve uno de los artistas locales que más ha teorizado de forma pública sobre conceptos como imaginería y escultura o experimentación en la forma de plasmar obras religiosas, tal y como demostró en el pregón oficial de este año. A pesar de la bella factura del Cristo de la Misericordia -así se llama la obra realizada por José María Ruiz Montes- Ricardo Flecha la asemeja más a Cristo Muerto, titular de la Real Cofradía del Santo Entierro. "Es muy bonito, preciosista, pero no hay dramatismo en él, no está muerto", reflexiona.

Allí, en Málaga, la admiración que ha causado el Crucificado parte del esfuerzo del autor, orgulloso de su creación, por reflejar la "anatomía" de Jesús en la cruz. "La imagen de un crucificado siempre es una gran oportunidad de aprender disfrutando de la pura esencia de la escultura, donde deja al descubierto las capacidades más profundas de un escultor, viéndose la altura del talento constructivo-compositivo, y de manera fundamental, la anatomía, donde deja ver la sensibilidad del conocimiento del cuerpo humano en toda su belleza natural", reflexionaba José María Ruiz Montes hace unos días en La Opinión de Málaga, mientras daba los últimos retoques a la madera.

En la talla, que recibirá culto en la iglesia malagueña de San Miguel de Miramar, el autor ha querido plasmar incluso las "convulsiones" que el cuerpo humano experimentaría de situarse en la posición vertical a la que lo obliga la cruz. Tensión en los brazos y en las manos, una fuerte inflamación venosa y arterial plasmada en los bíceps branquiales y en el pecho, y una forzada posición de la zona torácica debido a la falta de oxígeno son características inusuales en la imaginería del sur que han llamado la atención de los fieles malagueños.

"Es una obra perfecta que sigue los cánones de la imaginería y que cumple con lo que pide el devoto. El problema es que tiene un recorrido corto", sostiene Flecha, quien apuesta que "fuera de España, esta obra se vería muy gore". Una afirmación sorprendente que ratifica con otra: "Como imagen funciona; como escultura es pobre".

Las afirmaciones de Flecha se producen desde el escepticismo -"yo no sabría hacer este crucificado", reconoce-, un hecho que no resta picante a sus conclusiones. El Cristo de la Misericordia está hecho "para creyentes descafeinados que no tienen por qué preguntarse nada, que aceptan las creencias, rezan y ya está", asevera.

Y ahora llega la segunda parte. ¿La fidelidad anatómica de esta talla la hace comparable al portentoso Cristo de las Injurias? "Anatómicamente, el Cristo de Málaga es perfecto, pero el de las Injurias es soberbio", asegura Flecha. Dicho de otro modo, el primero "funciona solo en el sur" mientras que el de Zamora "es universal". Conclusión: "existe una diferencia entre lo bonito y lo sublime".

Pero el debate va más allá. Para Flecha, que ha profundizado en un tipo de escultura experimental que busca crear "la duda" en el espectador, el estudio de la anatomía "tiene que estar al servicio de la obra y no al contrario". Para el artista zamorano, el escultor debe buscar más "lo espiritual" que "lo anatómico" en la composición artística. En particular, porque cada cultura cristiana asemeja a Jesús a las características físicas de sus gentes partiendo del punto de que "no sabemos cómo fue Cristo" e "intentar hacer una imagen y decir que es Dios, me parece una soberbia".

Además de palabras, Flecha predica con el ejemplo. La última de sus obras -confeccionada para la Semana Santa de Medina del Campo- presentaba a Jesús, desnudo, en brazos de la Muerte. La composición generó un enorme debate cuando fue presentada en la localidad vallisoletana. Aquella discusión hizo que sus partidarios la defendieran, si cabe, con más ahínco.