El Palacio de La Encarnación acoge desde hoy "Handmade", la última exposición del artista zamorano Antonio Vázquez que podrá visitarse hasta el próximo día 25 de julio y que reúne las piezas creadas por el pintor y escultor en los últimos años.

-¿Qué verán los visitantes que se acerquen a ver su exposición a La Encarnación?

-Es una muestra sin temática definida. He querido hacer una propuesta que vaya más allá y conciliar la obra que he hecho desde mis comienzos hasta ahora. Mezclo lo figurativo y lo abstracto y hay desde puntos más minimalistas hasta la abstracción pasando por la figuración y los campos que comprende la pintura, la escultura y el diseño.

-Se trata, entonces, de una pequeña retrospectiva de su obra.

-Sí. Es un conglomerado de mi obra y lo más interesante es la conexión que he buscado entre ellas, aunque sean obras muy dispares. A veces es el color lo que las une, otras el concepto, la forma o pequeños detalles.

-Así también es más fácil ver su evolución artística. ¿Hacia dónde se dirigen sus pasos?

-Sí, de hecho por eso es tan importante esta exposición para mí. Hay obras más trabajadas, obras más experimentales, pequeños formatos y modelos de futuras esculturas más grandes... En general, hay mucha experimentación, de ahí sale la variedad. No estoy encasillado ni tengo que seguir una línea concreta, por lo que mi evolución no sigue un solo camino. Lo que sí he notado es que, como estos años he estado estudiando Diseño de Interiores, me he vinculado más al minimalismo y a la arquitectura. A la vez, estoy tendiendo más a la figuración y al ser humano, al ser vivo. Me muevo en esa dualidad y me he alejado de unas cosas y me he acercado a otras, sobre todo al sector del diseño.

-Lo último que se pudo ver expuesto de su obra fueron unas postales de Semana Santa hechas con vino en el espacio Carambola en abril.

-Me gusta jugar con diferentes técnicas y temáticas porque de cada una siempre sacas algo que desconoces, un producto que te dice algo. Siempre aprendes algo nuevo y a nivel personal es muy enriquecedor, por lo que hay que atreverse a hacer algo nuevo. Hay que entusiasmarse por probar porque siempre consigues cosas que te aportan bagaje para tus siguientes trabajos. El arte es como la vida, peldaños que subes día a día y de los que vas aprendiendo. Aunque a veces bajes y otras subas, siempre aprendes. Por eso me gusta aventurarme en terrenos desconocidos, porque, además de no perder nada, puedes ganar mucho.

-¿El aprendizaje continuo es uno de los aspectos que define su obra?

-Sí. En el plano personal y artístico sigo en esa línea, por eso no me encasillo. Aunque tuviera fama y dinero y tuviera que vivir de ello, mi personalidad me va a llevar siempre a ello, porque son caminos que crean un tejido que no está aislado sino que se conecta entre sí, y es lo que quiero transmitir en la exposición.

-Enseña menos convencional de lo que se suele ver en el espacio de la Encarnación. ¿Cómo influye el entorno en la obra?

-Desde el punto de vista del diseñador o interiorista, busco una conexión entre el espacio y la obra. Es como diseñar una vivienda a una persona, pero al revés: como no puedo adaptar el edificio a mi obra, adapto mi obra al edificio. Aunque no la haya creado para que esté allí, busco una manera de conectarla. El diseño expositivo es otro reto más y algo que me interesa bastante. Estoy trabajando en ello y que me dé un buen resultado y que incluso desde la Diputación se den cuenta de que puedo encargarme de gestionar exposiciones o montarlas de cara a un trabajo futuro.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-Estoy trabajando para llevar mi obra a una galería de Madrid, pero es difícil. Es algo más a largo y medio plazo. Aparte, estoy volviendo a la escultura. Aunque es algo difícil de comercializar luego, estoy intentando cambiar el formato y hacerla más en plano decorativo para que la gente se la pueda llevar a casa, más vinculada al diseño. A la par, también estoy haciendo escultura figurativa relacionada con lo vegetal, animal y humano.